Buenas noticias económicas en los últimos días. En un contexto de recuperación tras la crisis y recesión se prevé un buen crecimiento del PIB español, a pesar de la inestabilidad en Cataluña, para 2018. Cosa distinta es que haya que prorrogar los presupuestos nacionales y/o asturianos. Con el sector de la minería del carbón en el ocaso y sus centrales térmicas derivadas en entredicho por su alto nivel contaminante, otro pilar tradicional de la economía asturiana, el siderúrgico, anuncia fuertes inversiones para modernizar sus instalaciones en Avilés y Gijón y reducir significativamente las emisiones atmosféricas, además de ser referente en el sector de carriles para los trenes de alta velocidad. Cómo cambian los tiempos, desde la España de los Reyes Católicos y desde la Asturias de Pelayo ahora se impulsa el Ave de La Meca a Medina y se moderniza Arabia Saudí, esa nación que acaba de aprobar que las mujeres también puedan conducir. ¿Ya pasan de la Edad Media a la "Edad Global"?
Se han reunido los presidentes de las regiones del noroeste español y con sus proclamas han provocado bonitos titulares, lo que no sabemos es qué han planteado en concreto. La industrialización en España desde el siglo XIX fue irregular en el tiempo y el espacio. El gran salto adelante se dio en los años 60 del siglo pasado con los Planes de Desarrollo, y se difundió por el norte, desde la Seat en Barcelona, que se sumó a la textil algodonera y la química, hasta la refinería en Coruña y la Citroën en Vigo, pasando por las siderurgias vizcaína, donde abunda el hierro, y asturiana, donde abundaba el carbón. Una ventaja de los puertos es el comercio de productos pesados, y un inconveniente de nuestra cornisa Cantábrica, que las cordilleras dificultan la comunicación con el resto de España. Ahí cada vez desafina más el retraso en la apertura de los túneles de Pajares, levantando las vías ya puestas, o el cobro de peaje en la autopista asturiana del Huerna, a diferencia de las autovías gallegas gratuitas.
La tendencia es a la "terciarización" de la sociedad. La población activa pasó históricamente del sector primario agrario al secundario industrial, y en estas décadas está pasando al terciario de servicios. Gijón está en una situación geográfica estratégica para ser uno de los líderes de la industria, el comercio y el turismo del norte peninsular; debe ser otro turismo más variado que el de sol, playa y fiesta mediterráneos. Hay que sacar más partido al Niemeyer en Avilés, Universidad Laboral y Calatrava en Oviedo. Se une ahora el debate fiscal. ¿Por qué el País Vasco tiene un sistema privilegiado? ¿Hay autonomías de primera y de segunda? ¿Se va a condonar parte de la enorme deuda de Cataluña, por ser región rica y de mal gobierno separatista? ¿Quién va a asumir esa deuda? Lo que hace falta es establecer un sistema fiscal regional común y equilibrado. Gijón y Asturias no pueden quedarse de brazos cruzados a ver si la playa de san Lorenzo se arregla sola, o los madrileños siempre pueden pagarnos altas jubilaciones.
