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Crítica / Música

El espíritu de Nueva Orleans invade el teatro Jovellanos

La protagonista de la segunda velada del Festival de Gospel era la ciudad de Nueva Orleans, cuna del jazz, Rythm & Blues y Rock & Roll. La propuesta viene del coro "Nola Gospel Project", formado por ocho veteranas voces y siete músicos, en un concierto que lleva por título "Érase una vez Nueva Orleans". Para la ocasión contaron con la participación estelar de la cantante de Nueva Orleans Charmaine Neville, toda una institución en su país e hija de uno de los componentes de la famosa banda de funk-soul, "The Neville Brothers". Todos juntos se encargaron de ofrecer buena música y espectáculo divertido a un aforo completo del teatro Jovellanos.

Quizás, para el público que pretendía escuchar grandes voces negras, de los tres conciertos que ofrece el Festival de Gospel en esta edición, no era la noche más adecuada: con los años algunas voces acusan un marcado vibrato que no siempre encaja con el resto del coro. Sin embargo, los que buscaban diversión, música de Nueva Orleans y una aproximación -aunque sea sucedánea-, al espiritual eclesiástico y a la participación en el ritual musical del gospel, sin duda, quedaron satisfechos. El concierto tuvo dos partes bien diferenciadas: por un lado la actuación del coro que cantaron poco más de media docena de clásicos del gospel -eso sí, muy estirados gracias a la interacción y la participación del público- acompañados por buenos músicos que tuvieron oportunidad para lucirse en solitario. Por otro lado la particular y genial actuación de Charmaine Neville.

Después de cuatro temas clásicos al más puro estilo gospel -con pequeña homilía incluida por parte del cantante más veterano- hizo su aparición en el escenario Charmaine Neville, para darle ese toque de lujuria a la velada y poner patas arriba al Jovellanos. Acompañada por la banda del coro de gospel y el pianista Amasa Miller, empezó su actuación a ritmo de montuno y siguió con un rock and roll de lo más animado. La interpretación de "What a wonderfull world" nos dejó con la boca abierta. Su imitación de la voz rajada de Louis Armstrong fue buenísima, de hecho, si cerrábamos los ojos parecía que el propio Armstrong estaba en el escenario. Un privilegio para el público del Jovellanos contar con esta gran artista que finalizó su actuación con un clásico navideño.

Volvió el coro para cerrar la velada con "Oh, happy day", el himno imprescindible en todos los conciertos de gospel. El público estaba encantado y no quería que se terminara. Con pataleos incluidos empezó a reclamar más y llegó el clásico "When the Saints Go Marching In", en versión Mardi Gras (aunque era sábado), con bailes, metales, acordeón y todo el público coreando a pleno pulmón. Una versión colorida y divertida del tema más conocido del público español. En definitiva, "Nola Gospel Project" y Charmaine Neville, durante hora y media consiguieron impregnar al público gijonés del espíritu de Nueva Orleans y convertir la noche del sábado en una experiencia distinta.

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