La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica / Música

Un concierto de Año Nuevo mediocre

El espectáculo de la "Strauss Festival Ballet Ensemble" vence, pero no convence

Llega el Año Nuevo y toca acordarse de la música de los Strauss. Como todos los años, los teatros de todas las ciudades programan los famosos valses y polkas de esta saga de compositores, y para cubrir una demanda así nacen franquicias como la "Strauss Festival Ballet Ensemble" que el lunes actuó en el Jovellanos. Esta empresa recorre estos días España ofreciendo su "Gran Concierto de Año Nuevo" con distintas formaciones en conciertos simultáneos. La gira es vertiginosa, y eso pasa factura a unos músicos que, a pesar de estas condiciones, ponen todo su arte para que la música, el ballet y el espectáculo en general mantenga al menos el tono que el público espera.

No es sólo una cuestión de logística en el planteamiento de la gira. Por más que la "Strauss Festival Orchestra" anuncie en su programa una trayectoria con cerca de tres décadas de éxito, los músicos que actuaron en el Jovellanos no funcionaban como grupo, no conseguían la articulación que ofrece una orquesta estable, con un trabajo continuado en cada grupo de instrumentos y un director que ejerza diseñando un planteamiento estético acorde al repertorio y a los efectivos de los que dispone. Las obras del concierto de Año Nuevo son aparentemente sencillas, pero la sencillez de los valses y las polkas es engañosa porque precisan una ejecución muy cuidadosa en la que la orquesta tiene que respirar como un único ente para que las melodías no queden inertes y para que la pieza fluya como es de esperar en estas piezas de baile.

Por la mañana vimos en la televisión a Ricardo Mutti concentrado y serio dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de Viena, y las crónicas destacaron el buen resultado musical de su dirección. Por la tarde, en el Jovellanos vimos todo lo contrario. No tengo nada en contra del desenfado que se acepta con gusto en este concierto por su carácter festivo, pero tampoco creo que debamos instalarnos en el "todo vale" y acercar el repertorio de los Strauss a la pachanga. Por señalar algunos detalles: un director que no dirigía a los músicos, y que ponía todo su énfasis en intentarlo con el público, dando la espalda a la orquesta durante piezas enteras, desajustes constantes en los fraseos melódicos, cadencias finales en "forte" carentes de energía, una sección de viento sin matices dinámicos (o tapaban al resto de la orquesta o no se oían), polkas rápidas atropelladas por un tempo endiablado y una soprano con evidentes problemas en el registro medio y en la transición a los agudos.

El público lo pasó bien, eso es cierto. Rieron y aplaudieron las bromas del director y la orquesta, dieron palmas por partida doble en la marcha "Aniversario del caballero alemán" y, por supuesto, en la "Marcha Radetzky". Tampoco faltó el vals "Danubio Azul", y hasta una concesión al repertorio navideño patrio con la versión de "Los peces en el río". La ovación final fue igualmente sonora, y es que el Jovellanos estaba lleno, pero desde luego, en lo musical, el espectáculo fue cuando menos mediocre. En fin, Strauss, que tengas más suerte el año que viene.

Compartir el artículo

stats