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Por libre

Los siete magníficos

La odisea de película protagonizada por el grupo de jóvenes que subió al Angliru en un cuatro por cuatro ya mítico

Cualquier amante del género western, por muy joven que sea, no habrá dejado de ver al menos una vez en su vida "Los siete magníficos". Y no me refiero al más que notable remake del 2016, sino a su versión original, dirigida en 1960 por John Sturges y que contaba en su elenco de artistas con actores de la talla de Yul Brynner, Steve McQueen, Charles Bronson, Eli Wallach, James Coburn o Robert Vaughn entre otros. Versión original por cierto que en sí misma ya era también una especie de remake de la película japonesa "Los siete samuráis", obra del genial director Akira Kurosawa, y que fue galardonada entre otros premios con el León de Plata de la Mostra de Venecia de 1954, amén de optar a dos candidaturas a los Oscars de ese mismo año.

Seguro que a más de uno de ustedes, después de lo sucedido hace unos días en el Angliru y que a estas alturas de la película (no se sabe muy bien de qué género) conocen más que sobradamente, les habrá como a mí venido a la memoria lo de los siete magníficos. No en vano fueron siete también los jóvenes que en plena alerta de nieve, sin apenas disponer de ropa adecuada y a altas horas de la madrugada, cometieron la magnífica imprudencia de acometer el coloso asturiano a bordo de un todoterreno.

Magníficas también sin duda son las grabaciones del intercambio de llamadas registrado entre los ocupantes del vehículo y el 112. Escuchándolas sentados en nuestras butacas, podemos sentirnos como si fuéramos nosotros mismos los atrapados y desesperados siete magníficos del Angliru. Pero por encima de cualquier otro protagonista, a mí me resulta imposible no sentir cierta simpatía y afinidad por el jefe de la sala del 112. Un personaje que navega con brillantez entre el bueno, el feo y el malo. Y al que no le tiembla el pulso al disparar a bocajarro ese "cuatro por cuatro, dieciséis" que va camino de ser impreso en miles de camisetas y puestas todas ellas a la venta en Riosa y alrededores.

Estoy convencido de que llegados a un punto, el jefe del 112 sabía que en aquel diálogo con besugos era inútil ofrecer mayores explicaciones. Hubiera sido así imposible hacerles entender a sus interlocutores, que en aquellas condiciones, la mayoría de los 4x4 se quedan muy lejos de dieciséis cuando se trata de ascender tan magnífica montaña. Y no digamos ya con siete personas en su interior, que por lo bajo, suponen media tonelada añadida de peso que arrastrar.

Las imprudencias se pagan. Pero por lo que se ve nuestros siete magníficos no se rinden y ya han avisado de que lo volverán a hacer. Aunque también es cierto que han puntualizado que lo harán más preparados. No sé qué decirles: segundas parten nunca fueron buenas. Y si ya la primera acabó como acabó...

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