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Un comienzo para Gerardo Bustillo

Una exposición de fotografía que da la oportunidad de reconocer a una gran figura

Gerardo Bustillo es uno de esos gijoneses de gran valía que ha sido olvidado hasta por sus contemporáneos pero esa situación va a cambiar. Sus nietos no vamos a permitirlo.

Esta semana hubo una visita multitudinaria a la exposición de sus fotografías en el Museo del Pueblo de Asturias. Era una despedida con honores porque la exposición terminaba pero, en vista del éxito, se va a prorrogar por lo menos quince días. Desde su inauguración el pasado abril, ha tenido miles de visitantes y ha sido un gran éxito.

Compusieron la visita un grupo de amigos de Oviedo, pertenecientes a la Asociación de la Gastronomía y la Amistad presidida por Gustavo González-Izquierdo Castejón, y por un grupo de gijoneses amantes del arte. Estuvieron dos nietos de Bustillo, Virginia Álvarez-Buylla Bustillo y Gerardo Bustillo. Carmen Moriyón nuestra excelente Alcaldesa, no pudo acudir por un compromiso previo, pero asistió la concejala de Educación y Cultura, Monserrat López Moro que visitó la exposición y escuchó atentamente las explicaciones sobre el devenir de Gerardo Bustillo y nos felicitó por su gran altura. Le agradecimos profundamente su presencia y su apoyo.

Gerardo Bustillo nació en Sagua La Grande (Cuba) en 1870. Su padre era notario allí. Su madre era de Matanzas y cuando se quedó viuda se vino a vivir a Gijón, construyó una casa en Somió, a la que llamó "La Cubana" y aquí vivió hasta su muerte.

Gerardo se dedicó intensamente a su vocación de marino durante la primera parte de su vida. Realizó un viaje de circunnavegación alrededor del mundo como guardiamarina. Luego hizo varios como alférez de marina a las órdenes de Fernando Villamil, asturiano de Castropol. El Nautilus siempre fue el amor de su vida. En la guerra de Cuba tuvo la suerte de que le destinaran a la vigilancia de la Costa Mediterránea y el Norte de África porque días después en el desastre de la armada española en Santiago de Cuba muere Villamil y varios de sus compañeros.

Se casa con una ilustre dama leonesa, Lucía Súarez Guisasola, hija de un general retirado. Viven en Somió y tienen diez hijos, de los cuales ocho son mujeres. Había comenzado su afición a la fotografía en 1890. Así que reparte su vida entre su familia, la fotografía y como teniente de navío en la Comandancia de marina de Gijón. Su último destino en un navío será como oficial de Estado Mayor en el crucero Carlos V.

Tiene muchas dolencias estomacales, así que en 1903 pide la excedencia y se dedica sobre todo a la fotografía. Fundó el "Foto Club Asturiano" del que fue el primer Presidente. Es premiado en varias exposiciones en Vitoria, Bilbao, Valencia.

Era uno de los mejores fotógrafos pictorialistas de España. Mantiene una polémica desde la revista "La Fotografía" con Canovas del Castillo, "Kaulak". Bustillo publica un artículo sobre el revelado en discrepancia con Kaulak.

El Pictorialismo consiguió que la fotografía fuese considerada como arte a finales del siglo XIX en Viena primera, en toda Europa aunque en España un poco después. En Estados Unidos ya había empezado hacia 1870. Una serie de fotógrafos intentan que la fotografía se convierta en un arte como la pintura, la arquitectura etc. Para ello crearon técnicas como la goma bicromada y el bromóleo, así se simulaba un dibujo. Gerardo Bustillo fue un maestro en este arte, eso se puede ver en la exposición.

Consigue que se celebre una "Exposición Nacional" en Gijón, aquí se ve apoyado por los dos periódicos "El Noroeste" y "El Comercio". El Ayuntamiento acepta incluir la exposición en las actividades del verano. Acude la Infanta Isabel y fue un gran éxito. Bustillo es alabado por todos y se le agradecen sus esfuerzos y su ingente trabajo. En los dos años siguientes escribe sobre el arte fotográfico, el proceso de la goma bicromatada, también sobre el flouismo. Y del cuidado proceso técnico.

Su esposa Lucía muere en 1918 y apenas seis meses después muere Gerardo de una angina de pecho aunque en la familia siempre creímos que fue de pena. A continuación varias de sus hijas fueron internas al colegio del Santo Ángel, los chicos a Galicia a un colegio de huérfanos de la Armada y dos hijas a León. Con lo cual Gerardo fue olvidado y sus cosas desperdigadas. Nada se hizo hasta que hace unos pocos años, alguien vio alguna de sus fotografías y se decidió hacer una exposición; todos los nietos cedieron todo lo que tenían del abuelo, capitaneados por Jorge que ha sido el alma de todo el proceso. Crabifosse es el comisario de la exposición y mucha gente se unió para conseguir esta magnífica exhibición de fotografías que enamora a todo el que la vea. Creemos que Gijón le debe algo y ha llegado el momento que consiga que su nombre, su obra y su figura estén en el lugar que le corresponde.

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