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Días de cine y rosas

Los premios "Goya" y su alfombra roja, que alcanza mucho glamour y sin nada que envidiar a ninguna otra

Para los cinéfilos esta temporada es muy interesante. Primero se estrenan las películas que van a competir para los diversos premios o se vuelven a exhibir películas que ya se habían estrenado a lo largo del año y parecen tener posibilidades de conseguir algún galardón. Por todo ello y por una temporada las salas de proyección están llenas.

En España el pistoletazo de salida son los premios "Goya", para seguir con los Oscar, los Bafta, los César... Nuestra gala suele ser líder de audiencias en algún momento. A mí me encanta la alfombra roja, que no tiene nada que ver con el cine pero que alcanza mucho glamour. Nuestra alfombra roja no tiene nada que envidiar a ninguna otra. Nuestras actrices son guapísimas y tienen un gusto exquisito, se dejan aconsejar por los mejores diseñadores y suelen lucir impresionantes. Antiguamente sólo eran las actrices las reinas de la pasarela pero ahora nuestros actores también compiten en esa categoría. Este año no le pongo ni un pero a Penélope Cruz, a la que alguien le daba una crítica negativa. A mí me pareció estupenda, siempre fiel a Versace; Juana Acosta, de Pedro del Hierro y Macarena Gómez, de Helbig lucían tanto como sus maridos, Ernesto Alterio, de Dior y Aldo Comas, de Juan Avellaneda. Nieves Álvarez, de marear con su Dolce y Gabbana; Paula Willems, espectacular de negro; Anne Igartiburu, de Lorenzo Caprile; Goya Toledo, de Carolina Herrera, de las mejores como siempre; Belén Rueda, radiante también de Carolina Herrera; Dafne Fernández de Pronovias, todas acompañadas de sus maridos, tan guapos como ellas; Mónica Cruz, muy guapa con un vestido nude; Cayetana Guillén, que no sé cómo se arregla porque sin ser muy guapa, ni muy alta siempre está magnífica; y un largo etcétera: Verónica Sánchez, Elena Furiase, Macarena García y Úrsula Corberó, que eligieron Dolores Promesas; Benjamín Friman, Teresa Helbig y Maribel Verdú, con un collar de diamantes de Bulgari.

En cuanto a la entrega de los premios, siempre me parece un poco tediosa, demasiado larga. Los premios a la fotografía, efectos especiales, sonido, o sea los técnicos, son aburridísimos porque salen a dar las gracias ocho personas, como mínimo, a dedicarle el premio a su mamá, su marido-mujer, sus hijos, al director y acabas medio dormida. Yo aprovecho para leer, o hacer cosas atrasadas. Este año algo que no me gustó es que había películas en euskera y en catalán, y como yo lo que quiero es que todos nos entendamos en nuestro idioma común, no me gusta nada esta afición a la separación. Todas las personas que participan en la gala son de izquierdas y tienen la manía de creer que sólo ellos están en posesión de la verdad, claro siempre politizan la gala y para mí que el cine es universal y debe reflejarlo todo, no sólo una versión, me pone enferma. Ver al ínclito Pablo Iglesias vestido correctamente con un smoking y peinado cuando al Parlamento va hecho un gochín me pone enferma. La idea de los abanicos me pareció bien.

El premio a la mejor película y al mejor director, concedidos a Isabel Coixet con "La Librería" , me compensó de todo. Me encantó esta película y creo que Coixet es de los mejores directores del mundo. Me gustan todas sus películas y ésta en particular. Una película redonda y con la dificultad añadida de que es la adaptación de una novela de Penélope Fitzgerald. No podía ser menos, me encantan los libros y las librerías. Me gustan esos pequeños pueblos ingleses como Hardborough, las decoraciones de las casas, en general acogedoras, con sus cretonas y sus flores y sus butaquitas al lado de unas mesitas para estar tomando su reconfortante té.

Es una novela intimista, dulce; a la vez dura, porque la maldad triunfa como en muchos pueblos pequeños, en los que hay un cacique, en este caso una cacique, que es capaz de todo para salirse con la suya, interpretada estupendamente por Patricia Clarkson. La protagonista, Emily Mortimer, es una viuda amante de los libros que quiere poner una librería y compartir su amor por los libros con los habitantes. La tarea es complicadísima, pero ella es inteligente, tenaz, valiente y lo consigue. Tiene bastante éxito y acaba conociendo a otro personaje del pueblo, representado brillantemente por Bill Nighy, un hombre solitario que vive en una gran mansión en lo alto de una colina y nunca sale. Acaba conociendo a la librera y como amantes de los libros crece entre ellos una amistad profunda.

Isabel Coixet recogió sus premios con un vestido negro de María Lafuente. No estaba tan guapa como otras actrices, pero su valía se refleja en su cara y en su amplia sonrisa. Enhorabuena Isabel, un ejemplo para las mujeres.

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