Ha vuelto a pasar. Y si Dios y el impresentable del presidente no lo evitan, volverá a pasar posiblemente dentro de poco. Estas cosas se van incrementando con el tiempo, con la falta de valores de una sociedad cada vez más cruel y deshumanizada que cree que las armas forman parte de su idiosincrasia porque así se ha hecho creer a millones de americanos que poseen las armas como libertad de expresión, como defensa, y que utilizan sin ningún tipo de control.
Hemos visto una más de tantas, la matanza de 17 jóvenes, tiroteados por otro que estaba claramente perturbado, pero que nadie le puso impedimento no solo para tener un arsenal en casa, sino para entrenarse en el tiro con un grupo de supremacía americana. Me da pena también de ese chico que no ha sido tratado adecuadamente, por quien nadie ha intervenido para desterrar de su cabeza las paranoicas ideas propias de un trastorno mental.
Pero ya sabemos de qué pie cojea el país más adelantado del mundo. Un país en donde los pobres se mueren si no tienen dinero para pagarse unos buenos médicos, en el que la asociación del rifle (es ya vergonzoso que pueda existir algo así) es un lobby que catapulta a la presidencia a los republicanos como Trump. Un presidente cuyo lema llevaba en la gorra el asesino, el lema que adoptaron los que le votaron: "Make America great again" (Que América vuelva a ser grande), y Dios sabe que la está haciendo. Grande, enorme: a la cabeza de las masacres en colegios e institutos, a la cabeza de asesinatos y donde casi por cada americano hay un arma. Que son vendidas sin ningún tipo de requisito, ni siquiera un registro.
Un país en donde los jóvenes no pueden fumar ni beber, pero sí matar. Y sale él. Nuestro adorado Trump y tiene la poca vergüenza de decir que hay que cuidar la salud mental... Parece que la palabra arma se le olvidó, pero si ese chico además de tener un buen tratamiento no hubiera accedido a la muerte con tanta facilidad, presumiendo además en las redes sociales, quizás hoy no lo estaríamos lamentando.
Tenían que haberle preguntado en esa vergonzosa rueda de prensa qué hizo el FBI cuando se le advirtió de lo que este chico publicaba en sus perfiles, hasta cuándo va a dejar que cualquiera tenga un arma con la que asesinar, hasta cuándo le van a permitir los mismos periodistas que salga a mancillar la dignidad de esos 17 jóvenes muertos, siendo él el máximo culpable.
¿A qué le tienen miedo los miles de americanos a los que les repugna ver esas imágenes en las que niños de 10 años disparan delante de sus orgullosos padres? ¿Por qué no paran estas masacres de una vez? ¿Cuántos más tendrán que morir para que esto pare? Qué quieren, a mí Estados Unidos me parece una auténtica mierda de democracia. Un país en el que una asociación de la muerte encumbra a un presidente como Trump, para que esté siempre debiendo favores, es de todo menos democrática.
Quizás y a pesar de la corrupción y los desencuentros, nuestra nación, esta que tanto nos ha costado construir entre todos, puede dar auténticas lecciones de democracia. Aquí esto no hubiera pasado. Nadie se hubiera callado en la rueda de prensa, nadie estaría amordazado por el poder. O al menos es la esperanza que me queda.
