La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Ángeles caídos y otros mansos

Delitos que, aunque abundantes, parece que se dan poco entre nosotros

Las desgraciadas desventuras, más que las alegres travesuras del "Pichón de Roces" dieron con sus huesos en la cárcel por dos veces. De cantado héroe cada lunes por aquel otro travieso "Till Eulenspiegel", por las vueltas que da la vida se vio envuelto en enredos de esos en los que la caprichosa existencia golpea en serio. Juan Castaño Quirós, Juanele, pasó de la gloria futbolística a los enredos familiares con sus parejas y a propasarse en los tratos -malos y violentos-, dijeron las sentencias judiciales, hacia las mujeres con quienes cruzó su convivencia. Al antiguo "Pichón" le pasó que, por ser él quien era, sus problemas adquirieron una notoriedad social que se sumó a las desgracias a las que su carácter le impelió. Y estas desgracias, seguimos poniéndolas en los papeles, porque una vez que el fútbol te toca con el dedo de la fama lo ha hecho para lo bueno y para lo malo. Fueron noticia en su día sus habilidades en el campo y lo siguen siendo sus tribulaciones personales fuera de él, aunque bien es cierto que pocos de sus compañeros acabaran en la trena. Por lo dicho, por la admiración que sus triunfos deportivos levantó en sus días de gloria, ahora queda en todos un poso de incomodidad, por los delitos cometidos que significaron su ocaso y a los que ni podemos ni queremos encontrarles disculpa posible.

Recambio por cierto en la Jefatura de Policía de la provincia. Se va José Díaz Salazar y lo hace contándonos lo bajo que anda el índice de los delitos cometidos en su ámbito, de lo que también presumió al marcharse unos días su jefe el delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo. Sin embargo, la sensación que hay es la de que la violencia aumenta. ¿O seremos los encargados de contar la actualidad los que exageramos y las estadísticas las que se instalan en la realidad? Probablemente la diferencia entre números y percepción social estribe en lo que se consideran delitos a efectos estadísticos. Muchos hechos violentos terminan en faltas -no delitos- y otros más, aunque pasen a ser denunciados en comisaría, por el simple hecho de los seguros, por ejemplo, no se añadan a la lista de los delitos. Esto no es bueno: los altos mandos, con los papeles en la mano se dirán que esta tierra verde es un remanso de paz y no se requieren tantos recursos ni tantos efectivos humanos. Henos aquí que algo que se presenta como positivo, a medio plazo viene a ser un peligroso inconveniente, no vaya a ser que la complacencia en los números sirva para dejarnos desprotegidos.

No parece el nuevo delegado del Gobierno, Mariano Marín Albi, persona capaz de presionar a la jefatura madrileña en reclamo de un aumento de efectivos y recursos para el mantenimiento de la seguridad ciudadana. Esperemos equivocarnos y llevarnos el gran planchazo, pero procediendo de la voluntad de mi señora doña Cherines no apunta a ser dueño de un carácter lo suficientemente fuerte como para defender fieramente los intereses, no ya sólo en materia de seguridad, de esta pequeña parcela asturiana.

Compartir el artículo

stats