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Doctor en Historia

Cuando el Padre Patac abofeteó a Fidel Castro

Sobre un suceso que con ironía relataba el docto jesuita

Siento una gran afinidad por el Padre Patac porque en su largo transitar por este mundo se convirtió en un gran abanderado de la defensa, recopilación y divulgación de la Historia de Asturias. Los fondos de su biblioteca y archivo personal, primero atesorados en el Colegio de la Inmaculada y posteriormente ubicados en la Biblioteca Pública Jovellanos de Gijón, son una gran fuente para reconstruir la Historia de Asturias.

Por nuestra gran diferencia de edad, cuando inicié mi vocación por la Historia y su investigación él ya hacía años que había fallecido así que no pude conocerle en persona, cosa que me habría encantado sobremanera.

Dicho todo lo anterior, lo que me trae aquí y ahora no es la Historia de Asturias o de Gijón, ni tan siquiera tratar de alguna cuestión erudita en la que el Padre Patac hubiese participado, sino una cuestión un tanto mundana. Vengo a hablarles de una bofetada que se me antoja histórica, me atrevería a afirmar.

De manera fortuita, hace algún tiempo tuve constancia de un curioso suceso relacionado con el jesuita Padre Patac y Fidel Castro, el futuro líder de la Revolución Cubana. He podido comprobar, por varias fuentes y testimonios (entre ellos el de mi querida amiga Ana Cecchi, profesora de francés del Colegio de la Inmaculada entre los años 1969 y 1983), que este suceso fue conocido por el entorno que rodeó al jesuita si bien a nivel del público en general sea poco conocido.

Antes de contar el suceso, con todo lujo de detalles, voy a proceder a contextualizar a ambos personajes y su coincidencia en un lugar y un momento determinados. Me refiero a la ciudad de Santiago de Cuba y a la primera mitad del siglo XX, para ser precisos.

El Padre José María Patac de las Traviesas nació en el 20 de noviembre de 1911 en Oviedo. Tras cursar estudios de bachillerato en el Colegio de la Inmaculada de Gijón ingresa en la Compañía de Jesús, en el año 1928. Cursará estudios universitarios en el campo de las Humanidades y la Filosofía en Salamanca y Bélgica y será enviado a la isla de Cuba, concretamente al colegio que su Orden regentaba en la ciudad oriental de Santiago de Cuba (en donde ejerció la docencia desde el año 1937 hasta el año 1940).

Por su parte, como es bien conocido, Fidel Castro Ruz nació el 13 de agosto de 1926 en la finca que poseía su familia en Birán (Mayarí), en la provincia de Oriente (actual provincia de Holguín). Sus padres eran Ángel María Castro (terrateniente de origen gallego) y Lina Ruz (profundamente religiosa), los cuales tendrán un total de siete hijos.

Fidel Castro ingresará como interno en el Colegio de Nuestra Señora de los Dolores en septiembre de 1939, estando ya en la plantilla de profesores el Padre Patac. Allí igualmente estudiarán sus hermanos mayor (Ramón) y el menor (Raúl, actual Presidente de Cuba), en la misma época pero en diferentes cursos.

Y sí, Fidel Castro y sus hermanos estudiaron en un colegio jesuita. Fidel Castro era de origen católico, por mucho que una vez que la Revolución triunfó en la isla (y fue necesario desde un punto de vista ideológico) dijese que era ateo, para años más tarde (cuando se produjo el acercamiento con la Iglesia Ortodoxa) afirmar que era muy afín a los ortodoxos y, finalmente, en su último trayecto vital (que corrió en paralelo con los acercamientos entre la Iglesia Católica y la República de Cuba, durante los pontificados de San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco) volviese a recordar que él había estudiado en dos colegios jesuitas (en el de Santiago de Cuba y en el de La Habana, ingresando en el segundo en 1942) y que era católico o cuando menos cristiano (esto último dicho un tanto de pasada y en voz baja), por aquello de la brecha ideológica insalvable que tanto se habían encargado de remarcar a partir de la Revolución en Cuba. Por citar un ejemplo concreto, en el año 2006 Fidel dijo en un discurso (utilizando ese lenguaje elaborado, ambiguo y retórico propio de su personalidad): "Si las personas me llaman cristiano, no desde el punto de vista de la religión, sino desde el punto de vista de la visión social, declaro que soy un cristiano".

Lo curioso del caso es que el Padre Patac, dado su distanciamiento con los postulados de la Revolución en Cuba, durante sus muchos años como profesor en el Colegio de la Inmaculada Concepción de Gijón narrará la historia de cómo en una determinada ocasión le dio una bofetada a Fidel Castro. Con su fino sentido del humor también afirmaba que, muy probablemente, había sido la única persona que se había atrevido a darle una bofetada al mismísimo Fidel Castro. Lógicamente, no fue en la etapa en que un Fidel Castro imponente y adulto sembraba tanto respeto como Líder de la Revolución Cubana, pero ahí estaba lo simpático de como él contaba la historia.

Antes de continuar debemos decir que, a pesar de que en aquella época las bofetadas eran utilizadas por los profesores como una herramienta pedagógica, el Padre Patac siempre fue un hombre sosegado, paciente y pacífico. Raramente recurría a ese extremo recurso. En cuanto a su alumno Fidel era consciente de que era inteligente y tenía dotes para el liderazgo, pero en idéntica proporción era muy díscolo. Por este motivo, tenía que imponerle muchos castigos. A sus travesuras solía ponerle como pena, generalmente, la realización de alguna actividad académica durante el recreo de sus compañeros. Como ya he mencionado el Padre Patac era muy paciente pero en aquella ocasión concreta el carácter rebelde de Fidel sobrepasó tanto los límites que el pacífico jesuita no tuvo más remedio que propinarle aquella bofetada que siempre guardará en su memoria, con gran sentido del humor. Muy probablemente aquel sonoro suceso se produjo en torno al año 1940, cuando Fidel contaba con la edad de 14 años.

Pero a decir verdad parece que esa bofetada no les distanció. Maestro y alumno siguieron tratándose de forma normal, como lo demuestra la siguiente fotografía tomada en el año 1940 por el Padre Patac y en la que aparecen un grupo de alumnos entre los que se encuentra un joven Fidel Castro con una piruleta (que allí se le dice chambelona) en la boca, que mira alegre a la cámara (como puede comprobarse). Más aún, ya en su edad adulta en un encuentro que tuvo con un concejal gijonés (y antiguo alumno del Colegio de la Compañía en Gijón) que viajó a Cuba (Luis Felipe Capellín), al saber que era de Asturias y concretamente de Gijón le pregunto si sabía si el Padre Patac aún seguía con vida. Al recibir la noticia de que efectivamente aún vivía se alegró mucho y le pidió al concejal que a su regreso le hiciese llegar un afectuoso saludo. Esto corrobora que aquel pequeño suceso no empañó, para nada, la admiración y el recuerdo de Fidel Castro por su antiguo mentor jesuita.

Después de su etapa en la isla de Cuba Patac regresó a España donde cursará estudios de Teología en la Universidad de Comillas. En el año 1943 recibirá la ordenación sacerdotal y dada su capacidad intelectual sus superiores le animarán a que siga estudiando, llegando a obtener la licenciatura en Ciencias Químicas por la Universidad de Valladolid. A partir de 1950 ya se encuentra en Gijón, dedicándose a la docencia en la Fundación Revillagigedo (hasta 1955) y en el Colegio de la Inmaculada Concepción. Aquí permanecerá hasta su fallecimiento en el año 2002.

El Comandante Fidel guardará un buen recuerdo no sólo del Padre Patac sino también de la formación que le dieron todos los profesores jesuitas, en general, destacando el interés puesto por los profesores jesuitas en formar el carácter y el espíritu de sus alumnos, con una marcada disciplina que recuerda a la militar. A pesar de su carácter enérgico y revoltoso parece que Fidel Castro supo sacar el mejor partido de su paso por las aulas de la Compañía de Jesús y forjar una personalidad que lo llevaría a la primera línea de la Política y de la Historia, al margen de que sus postulados le gusten a unos y a otros les dejen de gustar.

En cuanto al Padre José María Patac, a pesar de haber pasado a la Historia reciente de Asturias como un notable profesor, un gran recopilador del patrimonio cultural y bibliográfico de Asturias y un incansable investigador de su Historia, de su Heráldica y de sus Tradiciones, siendo miembro del Real Instituto de Estudios Asturianos, presidente de la Academia Asturiana de Genealogía y Heráldica (entre otras ilustres corporaciones), podemos sumar el haber contribuido a formar al Líder de la Revolución Cubana y el haberle propinado una anecdótica bofetada.

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