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Psicóloga

¡Y tú más!

Nos sobran inventores de currículos

Pero qué pena. Lo que es haber estudiado en la Autónoma de Madrid y no en la Universidad Rey Juan Carlos. Claro que cuando yo me licencié, el que le da el nombre a esa universidad era un yogurín al que acababan de nombrar rey y, claro, todavía no le habían puesto nombre a una uni, porque entre otras cosas en el 78, que fue cuando acabé mi carrera, no estaba del todo claro que fuera a llegar a emérito. Vamos, pero nada nada claro.

¡Y dita sea! Yo que me dedico a impartir módulos de máster, estoy pensando que igual mis pobres alumnos están como locos buscando que el máster sea legal, revolviendo como posesos los trabajos de fin de máster. Vamos, que yo soy el jefe de un jovencito masterizado en dicha uni y ya estoy investigando, porque aquello parecía una sucursal del PP. Iban todos de cabeza, algunos con más fortuna que otros, pero seguramente si se levantan las alfombras, regias, eso sí, saldrán títulos como chorizos. Y nunca mejor dicho.

Porque, oigan, yo es que tengo un máster genial, uno que se llama vida, y que llevo haciendo 62 añazos que me permiten ver, a través de las tortas que me iban dando los profes, que de confiar en alguien, nada de nada. Que hasta la que parecía más normal, que a mí la Cifu siempre me pareció inteligente y válida, va y te sale rana. Con lo cual, yo me fío de mí misma, que es algo que me han enseñado nuestros políticos a base de ver tanto gilipollas. Porque debe ser la edad, oigan, porque hay que ser pero que muy tonta, ingenua o lerda para no imaginarse que la trampa rescampla, pero siempre siempre también más en el PP que en otros sitios (eso es verdad) en los que algunos obtienen becas sin pisar la facultad, y se quieren presentar sin despeinarse a candidato al puesto que la pepera tiene toda la pinta de dejar vacante.

Y del partido morado tuvimos también varias irregularidades escandalosas como que Monedero compaginara su asesoría a Venezuela con la uni, que no, que se la denegaron y nada, le pusieron una pequeña multa, y tira palante. La verdad es que no se mide a todos por la misma vara, qué va, y es que en todos los sitios cuecen habas, y en algunos calderadas. Todavía me acuerdo de aquella ministra que tenía dos carreras: Elena Valenciano, y no había acabado ninguna. O aquel otro ministro de Industria, Montilla, que decía ser licenciado en Derecho y Económicas y solo tenía estudios primarios.

Una de las que más me presta es Leyre Pajín, que se inventó Universidad y todo, porque era miembro del claustro de profesores de una facultad que ¡¡no existía!! Y la lista es muy muy extensa, Pepiño Blanco, que presumía de licenciatura en Derecho y no pasó de primero... En fin, que lo de hacer una moción y ponerse chulos, al PSOE le puede caer encima. Es ese dicho que me encanta que dice algo así como que no se pueden tirar piedras hacia arriba cuando uno tiene el techo de cristal. Pues eso, los cristales cubren a todos nuestros políticos sin excepción... De momento Ciudadanos se libra... Pero qué quieren, mi máster vital me dice que cuidadín cuidadín, que cuando el poder está cerca, uno coge el inflador de currículos y se pone tibio. Insisto, dita sea, con lo bien que estaba yo con un par de carreras más. Pero claro, para no inventarse nada, había que ser sincero, honesto, humilde, servidores del pueblo que les elige, etc., etc., y de eso, oigan, aquí como que no tenemos.

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