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Un trabajo de buena fe

El laborioso proceso de restauración de la iglesia de San Lorenzo y su retablo, el único en Gijón con imágenes de la vida de Cristo

El párroco Herminio González lleva varios años procurando la restauración de la iglesia de San Lorenzo de Gijón, en la calle Cabrales, con fachada hacia la Plaza de los Campinos y el Paseo de Begoña. Y lo hace con ánimo de conservar en buen estado el patrimonio de la Iglesia Católica, que pertenece a todos sus fieles. Empezó cambiando las rejillas bajo las que discurren las tuberías del agua caliente hacia los radiadores: eran de hierro, se dilataban con el calor y levantaban baldosas del suelo, dificultando la circulación de personas y sillas de ruedas. La última y más reciente es la restauración del retablo e imágenes de la iglesia, como la Inmaculada, la Piedad y el Resucitado con su madre María, de Camín. Esta obra fue tratada en su día contra la carcoma y no ha requerido más que la aspiración del polvo acumulado, que permite apreciar mejor la diferencia entre las dos clases de madera, clara (abedul blanco de Rusia) y oscura (pino rojo de Canadá) que la componen. Ha quedado pendiente ver cómo tratar y dónde se puede poner el tríptico pintado por Nicanor Piñole, con la sombra de la Virgen de Lourdes, pues la imagen de Pepín Morán que formaba parte de esta obra está en manos privadas.

La restauración del retablo e imágenes ha corrido a cargo de Carlos Nodal, que le fue recomendado al párroco por Víctor Cedrón, Delegado de Patrimonio de la Iglesia en Asturias y actual Rector de la Basílica del Sagrado Corazón. Don Víctor era párroco de la iglesia de San Juan Bautista de Entralgo (Laviana), cuando en el año 2014 Carlos Nodal restauró su retablo, como ha restaurado el retablo de la iglesia de Caleao (concejo de Caso, obra de Antonio Borja), o las pinturas murales en la cúpula central de la iglesia de Ladines (Sobrescobio), que se encontraban tapadas con cal.

El retablo de San Lorenzo (inaugurado el 10 de agosto de 1945) es el único que hay en Gijón con escenas de la vida de Cristo: en la parte izquierda el Evangelio de la Infancia, con las escenas de la Anunciación, Visitación, Nacimiento, Reyes Magos, Huida a Egipto y el niño Jesús entre los doctores del Templo. A la derecha el Evangelio de la Pasión, con la Última Cena, la Oración del huerto, Flagelación, Camino del Calvario (la Verónica), Entierro y Resurrección. Estas doce tablas son obra de Antonio Rodríguez-San Pedro O'Kelly, conocido como Tonino (Gijón, 1904-1994), que copia con algunos cambios obras de los grandes pintores flamencos del siglo XV, los preferidos en la España de los Reyes Católicos y el Imperio, tales como Roger van der Weyden, Dirk Bouts, Hans Memling, Van der Goes, el italiano Fra Angélico y el español Fernando Gallego. El maderamen del retablo, procede del taller compostelano de Manuel Cagide. La restauración de Carlos Nodal ha consistido en limpiar el polvo, eliminar barnices oxidados en las tablas y aplicar un fuerte tratamiento anti carcoma, tanto en las tablas pintadas como en los doseletes que las cubren, las columnillas que los separan, la pulsera que bordea el retablo y las imágenes de bulto (Calvario y San Lorenzo). Lo mismo se ha hecho con las tablas sobre la vida de San Lorenzo, copiadas por el pintor madrileño Jesús Apellániz (Madrid, 1898-1969) de los frescos de la capilla de Nicolás V en el Vaticano, obra de Fra Angélico, conocida como Capilla Nicolina. En el lugar del antiguo expositor, hay ahora una tela con la venida del Espíritu Santo, obra de Joaquín Rubio Camín. De todas maneras, Tonino ha conseguido dar unidad y coherencia al conjunto mediante el recurso a autores del mismo estilo, los flamencos del siglo XV, época un poco tardía de las catedrales góticas; la repetición de algunas figuras, como San José, que retrata a su propio padre; el punto de vista elevado de muchas escenas, que sitúa a los personajes como en una rampa; los pliegues angulosos de los vestidos; y las caras adecuadas al mundo de hoy, como si fueran personajes de una película de ambiente bíblico. El retablo estuvo tapado por una tela o trampantojo, pintada por Carlos Nodal, del 15 de enero al 15 de marzo. La restauración de retablo e imágenes ha costado 20.000 euros, sufragados por la parroquia.

El 12 de abril se puso en marcha la reparación del órgano, a cargo del organista y organero alemán Matthias Müller, quien desde hace años restaura y da conciertos en este órgano. Estará aquí 15 días, aplicando anti carcoma y viendo si hay tubos rotos o dañados. En el mes de junio volverá otros 15 días para comprobar si desapareció la carcoma, reponer tubos y afinar el órgano. Costará la operación 6.000 euros, según anunció el párroco Herminio en la misa de 12,30 h. el domingo pasado, hablando con gracia de la carcoma como una vieja fea y gorda a la que le gustan los santos y la música.

En los últimos cinco años se han saneado también las cinco vidrieras que dan a la calle Covadonga. Fueron llevadas una a una a León para ser tratadas por la empresa Esoca (Estudios de Obras Campo, S.L.) que desde hace años viene cuidando las vidrieras de la catedral de León, que tiene 737 vitrales que suman 1.764 metros cuadrados, según medición en su día de Demetrio de los Ríos. Estas vidrieras de San Lorenzo, procedentes de la casa Maumejean, como los vitrales de la iglesia de la Inmaculada, jesuitas de Gijón, han sido saneadas, sometidas a limpieza eliminando óxidos y restauradas reponiendo materiales perdidos en alguna de ellas. Han sido colocadas en el muro más hacia el interior de la iglesia, protegidas por un cristal antibalas y una rejilla de verdad.

Para más adelante queda la restauración de los confesonarios, que conservarán la portada con sus relieves, otra singularidad de esta iglesia, pero tendrán cajones nuevos. (Para más información sobre la iglesia de San Lorenzo de Gijón, su construcción, destrucción y reconstrucción, consultar el Libro del Centenario publicado en 2001).

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