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Crítica / Música

Densidad, intensidad y buen gusto

El guitarrista Yul Ballesteros se presenta en Gijón con un concierto vibrante

La primavera de "Jazz en el centro" viene cargada de propuestas eclécticas, de esas que fuerzan los límites del género para adentrarse en otros lenguajes y ponen nerviosos a los puristas. Si el mes pasado fue Kristian Borring, este miércoles fue el turno de Yul Ballesteros, un guitarrista canario que llegó a la ciudad con un repertorio configurado principalmente por temas de su disco "Nine Tales from the Inner Space" (2015), y acompañado de un quinteto solvente y bien compenetrado con el que logró transmitir toda la energía al público que llenaba el salón de actos del Antiguo Instituto.

Empezaron con "Bulli", rindiendo homenaje a la cocina de Adriá; es un tema cocinado a fuego lento y que parte de lo más básico: un par de acordes, un motivo melódico? todo va creciendo a medida que se van sumando instrumentos, pero sin perder las referencias iniciales. Fraseos claros y limpios se deslizan sobre un groove con maneras de jazz rock: el tema fluye con libertad, a base de guitarra, teclado (José Alberto Medina) y saxo (Claudio Marrero) desarrollando el tema principal. Esta era la carta de presentación, y esta fue la tónica del concierto, un jazz fácil de escuchar, aparentemente sencillo, pero que encierra progresiones armónicas y desarrollos melódicos inteligentes y muy atractivos. "Kinetic Cyniscism", por ejemplo, resultó más abigarrado, especialmente en los pasajes virtuosos en la guitarra; mientras que "Nexus" fue más incisivo, con una evolución irregular de la melodía que desafiaba constantemente el pulso a base de contratiempos hasta romper en un patrón de swing sobre el que fluyeron pasajes más hot propios del bop. Aquí, el solo de Claudio Marrero fue muy aplaudido.

La intensidad tuvo su contrapunto en temas como "Glaciere", una balada con ritmo de bolero que sorprendió por la capacidad de cambiar la atmósfera del concierto. El juego de timbales y platos con mazas de Suso Vega a la batería, las líneas de bajo (Tana Santana), las disonancias de los arpegios en la guitarra, los intervalos poco convencionales en el saxo? todo contribuyó a construir un clima cálido que fue debatiéndose entre la densidad sonora y los pasajes huecos, hipnotizando a los presentes hasta que se desvaneció en el silencio. Fue espectacular. También con maneras de balada, más convencional, sonó "Brooklyn and Everything Else".

Cerca del final, la tristeza llegó con "The Story of your Lips over Mine", una buena muestra de la capacidad de Yul Ballesteros para crear melodías redondas, con los elementos precisos y sin excesos. Su música suena equilibrada y avanza compensada en el conjunto, mostrando las dotes de un buen orquestador que sabe elegir los timbres en cada momento para lograr los colores apropiados. El concierto acabó con "Silence", que, contra todo pronóstico, sirvió para recuperar la energía y vitalidad con la que había arrancado la noche.

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