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Profesora del colegio de la Asunción

Carta a la vida

Una forma de expresar la gratitud por todo aquello que se nos da sin pedirlo

Querida vida:

Ya es hora de dedicarte unas palabras. Te vivimos tan deprisa que apenas tenemos tiempo de pensarte, sentirte, darte las gracias. A veces nos sorprendes de tal manera que no somos capaces de entenderte, o no queremos entenderte. Nos haces luchar, soñar, aprender, gozar, sufrir? Bella desde que se nos da hasta que desapareces. No elegí vivirte y sin embargo te tengo. No sé por cuánto tiempo más, pero cada vez que despierto tú me susurras que continúas a mi lado. Ayer me inquietaste con aquella situación familiar, hoy me otorgas el privilegio de ver jugar a mis hijos en el parque esta tarde de sol y mañana? ¿Qué me tienes preparado para mañana? Perdona mis prisas en los quehaceres cotidianos, me dejan tan cansada que me pierdo mirarte en la cálida luz de las estrellas. Perdona cuando me enfado contigo y te pido explicaciones sin ser consciente de que a ti no hay que comprenderte, simplemente amarte. Disculpa cuando tengo la osadía de juzgar al otro sin pensar que tú dejas una huella diferente en cada uno. Tan hermosa, tan pura, tan sencilla? ¿Por qué nos empeñamos en complicarte tanto? Apareces como por arte de magia y de la misma manera te vas. Solo tú sabes cuándo dejaré de sentirte? Mientras tanto, muéstrame colores, disculpas, besos, valores? No dejes que me pierda en tus sinsabores y dime una vez más, que pase lo que pase, seguirás conmigo mientras permanezca en el recuerdo de mis amores.

Vida, bendita vida?

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