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Baños en el mar y también en El Molinón

Lo que está pasando en la playa de San Lorenzo es la consecuencia de cómo está la vida municipal de Gijón

Nos dice el profesor Macrino Fernández Riera, parecido al mismísimo Sandokán, tigre de Mompracen, solo que sin turbante, nacido en Oviedo, pero que regularizó su situación dando clases en Gijón hasta su jubilación, y que ahora, después de enseñar y escribir muy bien sobre la Gigia, se doctora en gijonerías cada mañana, guiando los pasos de su nieta gijonesa al Colegio del señor Jovellanos, en su libro "Mujeres de Gijón", que "el verano posibilitaba nuevas formas de ocio en la ciudad. El creciente número de visitantes que acuden a Gijón, atraídos por las virtudes de los baños de mar, favorece el desarrollo de una oferta de entretenimiento que alterará la apacible vida urbana" (página 313).

?"El arenal de San Lorenzo, -sigue- se convierte de este modo en el centro de la actividad social durante el estío gijonés. Se transforma en un largo boulevar en el cual vecinos y veraneantes, convenientemente protegidos de los rayos solares, se mueven sin prisa, playa arriba, playa abajo?", (página 314).

Comenzaban los largos veraneos de los pudientes leoneses y madrileños, (y los cortos de las sacrificadas muyeres del sábanu). Las finísimas arenas, "de este a oeste extendido manto de canela", eran el lugar de reposo, tertulia y paseo; y en las piletas de los balnearios, o en las aguas blancas de espuma, verdes y azules, o grises, dependiendo de la luz del día, cortadas por maromas sobre pilares de hierro, casetas móviles y en presencia de atléticos bañeros, se celebraba el ritual del baño; allí entre olas y resacas, gritos y respingos, ellos y ellas cumplían, cada cual a su hora, y en su lugar acotado, con el mandamiento inexorable para la salud de hacer, al menos, nueve baños de mar, parecidos, aunque solo con efectos celestiales, a la observancia devota de los nueve primeros viernes de mes?

En el más que dudoso 40 de mayo en que estamos, no dejamos de sufrir aguas mil, tormentas descomunales: rayos y centellas, carros del demonio? y moción de censura parlamentaria en la que hemos visto sucumbir al PP, bajo el argayu terrible de sus corrupciones y desvaríos; mientras que en el Foro del diputado Martínez, no dejan de preguntarse por su voto gratuito, y por las solapadas maniobras de su Secretario fundador, ("General sois don Paco y fundador", -cantaba el coro militante satisfecho-, del partido precursor, que a lomos del asturcón, te aclamó emperador, y te creyó capaz de sacar de la nada fuerzas para sostener los derechos ofendidos, ayudándote en todo, crédulo y entusiasta, con sus hombros y sus cuotas, para llevar a cuestas la pesada cruz de tus supuestas victorias, en Madrid y en Asturias; malos preludios, en los que hemos visto perderse casi todo, hasta el paso marcial a los Ciudadanos, juradores de banderas y estandartes nacionales, mientras que los gijoneses de Moriyón, de Mario y Sila, de Josechu y Aurelio Martín, de Juan Carlos Sarasola y de Marín, hoy apartado del escenario local por apenas tres meses de "bolos" como Delegado en la silla de Oviedo de la compañía de comedias de la matriarca Fernández, que canta dolorida al frente del coro, "perdió la silla curul por ir a servir a la patria en el Oviedo capital".

En tan difíciles circunstancias nos estallan en las manos, a más de los petardos de carbón del Castillo (de Salas), las no benditas aguas fecales de la mar de San Lorenzo, bautizada de San Pedro a San Pedro, desde la balaustrada de hormigón, por Don Javier Gómez, el cura propio de San Pedro?, con el mismo poco éxito que don Fernando Fueyo, propio de la de San Nicolás Coto, bendice desde los riscos de Covadonga a las exhaustas huestes balompédicas del equipo de don Pelayo Fernández; y dicen, los balompédicos y los que non son que las aguas del Piles y del Pisuerga traen en su seno, a su paso por el Molinón, baños de resultados humillantes, a medias de deshechos fecales y restos de ratas o ratitas muertas, -por la Feria o por el Grupo-, que ni las hormigas voluntarias del Foro, infelizmente gobernantes con el constante apoyo, y el sostén, de Mario y Silas, ni todo el equipo de los Fernández, y la hiperbólica afición son capaces de soslayar.

Así, entre fecales y ratitas, apoyos y papanitas, puede abocetarse el final de la meteórica carrera de la alcaldesa cirujana Moriyón, que le hizo una "opa" a la su presidenta, diputada Coto, para alcanzar la no confesada, pero soñada, presidencia del grupo político, al que aspira a mantener, en la Junta General, el General Fundador?

¿Se puede imaginar alguien al Gijón, de arenal y mar salada, sin los baños de mar? ¿Sin las "Princesitas" de La Playa? ¿Sin los "Mil Hojas" de "La Fe" en el Sporting? ¿Sin las habitaciones y banquetes del hotel Asturias"? ¿Sin los adoquines, regodones y curules de la plaza Mayor?

Sin esos alicientes, Gigia deshecha, sin alma, sin luz y sin balompié en la Primera División, quedaría a merced de los bárbaros inquisidores, de los echadores sin Formación Profesional, de los hosteleros sin conciencia? Sin ti y sin mí, a quienes ya nos llaman desde donde rebozan el cachopo.

El peligro de Gijón está aquí mismo, en la "sentina" (no en la Santina) de nuestro bergantín? El tiempo dirá, como en la tonada del "arrea carretero", que cantaba Xuanín de Mieres, si nuestros políticos, con carbón y sin carbón, con mierda o sin ella, son malos o buenos.

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