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Caminante, sí hay camino

Un llamamiento al diálogo democrático para buscar la unión

Corría el año de gracia de 1981, cuando siendo un recluta tardío, me pilló el bananero y grotesco golpe de estado con el lupino Tejero, en compañía de muchos otros de igual jaez, al frente de tal atropello democrático. Recuerdo aquel largo día, entre gin tonics, en el bar de oficiales del Regimiento de movilización y prácticas de ferrocarriles, en Fuencarral. El capitán médico, urólogo él, era un buen tipo, con el que jugaba al tenis a diario (los dos éramos muy malos).

"¿Gijón, cómo lo ves?", me espetó en el botiquín. "Hombre, usted lee el Diario 16 y yo El País y sabe que el camino elegido, tras tantos años en blanco y negro, es el correcto". Así fue, aunque se pendió de un hilo, y así, espero, que será. No pasa nada, las cloacas rebosaron y este impasse, a poco que todos colaboren por el bien de este país, nos vendrá como miel sobre hojuelas.

Asistiremos a días duros de vacuo patriotismo, pero el camino a seguir es dialogar e ir todos a una. Nada nuevo bajo el sol. ¡Estamos en un país libre! Habrá elecciones y haremos camino al andar, pues de retos más jodidos, como el del 81, hemos salido adelante. Tengamos fe en el devenir del tiempo y no pongamos palos en las ruedas, pues aquí cabemos todos.

¡Vaya que sí!

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