Nombre femenino: Papel, cartulina o tela, generalmente grandes, en que se escriben frases o consignas para mostrarlas en manifestaciones o actos públicos.

Esta es, más o menos, la definición de pancarta en el diccionario, y las conocen muy bien los partidos y los sindicatos por su frecuente utilización en las manifestaciones reivindicativas, aprovechando acontecimientos sociales o festivos para que su llamada sea más efectiva. Por ello a mí me sorprende mucho que algunos de estos militantes se sientan molestos cuando ellos no son los protagonistas.

El pasado domingo, con motivo de la fiesta de la Vaqueirada y la Boda Vaqueira, un grupo de ciudadanos de las comarcas de Valdés y Tineo sembraron el tramo de Navelgas a Aristébano con una serie de pancartas, redactadas con cierto ingenio. De lo que se trataba era de que el gran número de personas que se desplazaron por estas carreteras, con motivo de la fiesta, se enterasen de las molestias que se padecen en estas comarcas dejadas de la mano de Dios... y de los políticos, que al fin y al cabo son lo mas parecido a los dioses, o al menos así se sienten y actúan, en parte por ser idolatrados por la ignorancia o la miseria de sus votantes.

La verdad que las pancartas lo único que hacían, en este caso, es reafirmarse en el estado deplorable de estas carreteras. Claro que la gente está acabando con la paciencia y a pesar de ser pocos y pacíficos los habitantes de esta comarca, parece que ya se empiezan a incomodar. Y ya se sabe lo que dice el refrán: "¡Dios me libre de las aguas mansas!". Pueden terminar siendo auténticos torrentes.

Leía hoy una noticia según la cual los ayuntamientos cobran quinientos euros por habitante y gastan el doble. Mis dudan vienen acerca de en qué se gastan el dinero; posiblemente en fiestas, porque esto siempre mantiene contento al votante, y el resto en esa creación de empleo familiar o amiguista, que al final no es muy útil para el desarrollo pero garantiza el voto cautivo.

Soy pesimista, por más que se muevan y se cuelguen pancartas. Ni la autovía de la Espina ni las carreteras comarcales se han arreglado, según sus mínimas necesidades, en los años de vacas gordas, así que ahora, en esta época de vacas flacas y sequías, preludio de históricas hambrunas, poco o nada cabe esperar. Pero la lucha no debe cesar, no se puede dejar descansar a aquellos que han ido voluntariamente a servir al pueblo para terminar sirviéndose del pueblo en beneficio propio.

Muchas son las carreteras que esperan en el "sueño de los justos" que la administración se acuerde de ellas, pero lo malo es que aquellas que se habían construido o rectificado se están deshaciendo por falta de atención. Pero no solamente las carreteras, sino todo su entorno tiene un gran aire de abandono y dejadez estando, entre la calzada y los montes o prados, abandonados de tal suerte que las yerbas secas se han convertido en yesca, con posibles efectos de pólvora. Así que, señores, no les extrañen los incendios de hoy y aquellos que puedan llegar mañana. Al pirómano o al terrorista se le facilita la labor, pero también los hay involuntarios, producidos por gentes mayores que son los habitantes mas abundantes.

Las pancartas del domingo pasado hacían referencias hacia esos tramos de carretera que convierten a los coches en batidoras y a los políticos en "acomodados" cuya preocupación es "situarse" de legislatura en legislatura. Todo para el pueblo... pero de espaldas al pueblo. Así no podemos crecer en turismo.

Fue una llamada de atención a través de las pancartas. La otra llamada la estamos recibiendo en torno al abandono de nuestros recursos naturales, a través del fuego abrasador. Bienvenidas las pancartas, a ver si logran despertar conciencias, esas conciencias que se han olvidado, no solamente del estado de nuestras carreteras, sino de nuestras relaciones sociales; ya hace un año que ha desaparecido Manolita, esa señora de 77 años, en Naraval y ya la hemos olvidado. Triste, pero real, como una película de ciencia-ficción, ya somos mas robots que humanos, sobran los sentimientos.