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El significado del Día de los Pueblos

La necesidad de modificar el rumbo de la fiesta de Navelgas

El Día de los Pueblos de Asturias, este año dedicado a Belmonte de Miranda, con homenajes a Valnalón, Luis Laria y Nuberu, necesita de nuevos odres para esos nuevos caldos que llegan con fuerza; los viejos odres acusan el paso del tiempo y conviene retirarlos antes de que estropeen los nuevo vinos.

En la Biblia, Mateo (9:17) utiliza la parábola de los vinos nuevos en los odres nuevos para explicarnos el cuidado que debemos de tener con la elaboración de nuestras vidas. Los vinos nuevos se están haciendo y en este proceso su fermentación pueden provocar la rotura de una piel delicada del odre viejo. Julian Huxley le dio a una de sus obras el mismo título que la parábola de Mateo: "Nuevos Odres para Vino Nuevo". En esta obra compendio de una serie de ensayos, publicada en el año 1959, se analiza la evolución de la humanidad y del universo; se habla del año 2000 como una meta de profética y lejana, mirando hoy hacia atrás reconocemos lo muy desfasados que hemos quedado, incluso cómo los científicos lo que hicieron fue simplemente buscar los nuevos odres para el nuevo vino, incluso otros recipientes de materiales mas inalterables, como el roble, el acero o el grafeno. Sin embargo, y pese a toda la evolución científica, yo me quiero quedar en la singularidad de la vida en el entorno social del pueblo, en el mutuo conocimiento entre los vecinos y las comarcas y para ello, también aquí hay que contar con los nuevos odres, porque los nuevos vinos llegan con gran vigor.

Navelgas empezó, hace treinta y cinco años, a convocar el encuentro entre pueblos de Asturias. La finalidad de este festejo es la de facilitar que un pueblo como el asturiano, amante del viaje y la aventura, emigrante por naturaleza, tuviese la oportunidad de hermanarse, fraternalmente entre nuestros lugares para lograr conocernos entre nosotros y poder promover nuevos proyectos que nos permitan salir de la crisis, todo con el espíritu de la recolección de las cosechas. Ahora lo que necesitamos es sembrar y para esta siembra necesitamos odres nuevos en donde se formen los nuevos vinos. Uno de nuestros mas entusiastas colaboradores era Rufino Roces, a quien en esta convocatoria, en este XXXV aniversario, hemos querido recordarlo con afecto y darle las gracias por habernos entregado, durante treinta y tres años, su amistad.

Rufino sabía de odres y cuando llegaba en el autocar de La Felguera lo primero que hacía al bajarse era buscar a José Luis Vega, "Pelis", otro ilustre ausente, y con otros amigos se acercaba al odre (peyeyo) para soltarle la cañavera y degustar el nuevo vino, el vino del año, aún fermentando para futuros proyectos; era este un ritual que coincidía con la parábola bíblica, aunque se complementaba con los culines de sidra que ellos, los langreanos, portaban. El pasado año, Rufino se acerco a Navelgas con la única intención de despedirse; había que dar paso a los nuevos odres. Éste ha sido es el primer año sin un hombre que se integró entre nosotros con la naturalidad que emana una buena persona que hace patria de su lugar colaborando con sus semejantes, sin bloquearse en ideas ni religiones, sino en medio de una convivencia basada en la condición humana, como la que predecía en el año 1959 Julian Huxley, en su obra de "Nuevos Odres para Vino Nuevo", y a través de esa convivencia natural, Rufino conoció a diversas personas dando lugar al nacimientos del grupo de Los Quijotes, de los que ya nos faltan algunos componentes como Ramón Colao o José Manuel Valle.

La prolongación de las celebraciones a través del tiempo tienen de positivo que son obras afianzadas, pero a la vez te van marcando el camino que atraviesa la senda de la vida, son un calendario impecable, a través del cual vas contado la transformación y las bajas; sólo cabe hacer balance y ver si este ha sido positivo; por lo demás hay que continuar con la labor y mantener el recuerdo, por agradecimiento, de todos aquellos que nos han brindado su colaboración y sobre todo su amistas. Es la hora de confiar en los nuevos odres, los anteriores han dado lugar a muy buenos vinos.

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