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Meditaciones desde Paraxes

Celsa Díaz

Bajo el signo de Saturno

Comienza el curso escolar. La pifia informática de la que han sido involuntarios protagonistas los interinos asturianos es otra vuelta de tuerca al descarado abandono que sufre la educación pública, obra y gracia del genio político. Y los despropósitos van más lejos con la implantación de la enésima ley de educación (LOMCE), que sume en el desconcierto al más bregado enseñante. Un ejemplo. La asignatura denominada Anatomía Aplicada, que impartirán profesores de Biología y Geología, luce en su programa párrafos tan chiripitifláuticos como éstos: "Diversificar y desarrollar habilidades motrices específicas con fluidez, precisión y control aplicándolas a distintos contextos de la práctica artística" o "Utilizar el cuerpo y el movimiento como medio de expresión y de comunicación valorando su valor (sic) estético." ¡Quién iba a decir a los aspirantes a biólogos que hubieran debido desarrollar con especial esmero sus habilidades para mover el esqueleto al ritmo de los sones más sicalípticos para lograr la excelencia pedagógica! Pues el preclaro y parisino José Ignacio Wert. Y así nos va.

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