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¡Canasta!

Pau Gasol es muy grande, en los dos aspectos. Hay que agradecerle que muchos como yo, a los que el baloncesto ni nos va ni nos viene, nos hubiésemos pasado el jueves un buen rato delante de la tele voceando sin preocuparnos del vecino, la crisis, el fin de mes ni nada de nada. A mí Pau Gasol me da miedo cuando empieza a darse golpes en el pecho a lo Tarzán, y si me lo encontrase en un callejón oscuro haciendo ese gesto sólo podría echar a correr. Pero el miedo es humano y necesario para poder disfrutar luego de los grandes momentos, por eso tengo que agradecerle la emoción de la palabra ¡canasta!, sólo comparable al primer beso que te dan en los morros. Al final el juego limpio nos emociona y es que en los tiempos que corren solo podemos creer en los deportistas... No en los políticos. ¡Canasta!

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