A los no creyentes y a los que piensan que en esta vida el tren sólo pasa una vez y luego te quedas sin oportunidades, les digo que este otoño tienen dos opciones: pasar las tardes bucólicas cogiendo setas o hacerse un Vargas Llosa. Coger setas está muy de moda y debe de molar, es como lo de ir a playas vírgenes, aunque yo creo que esto último está sobrevalorado, una playa sin chiringuito no es playa. Aún no he ido a por setas. Pero Vargas Llosa me tiene flipada. Que un Nobel acabe dando discursos por amor para publicitar los alicatados de un baño es muy "heavy" y, sí, debe ser un brote de amor. Lo de la Preysler ya me parece tontería? u obsesión. Al final a Vargas Llosa lo que le pone es ir con una guapa de la mano y presumir por Nueva York? y yo que pensaba que los Nobeles eran inteligentes y buscaban en el interior. Ustedes verán, ahí están las setas y las Preysler.