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Cangas del Narcea festeja a Baco

Sobre la Fiesta de la Vendimia y la promoción de la cultura del vino en el suroccidente asturiano

Hace una semana que tuve la oportunidad de asistir a la presentación de la Fiesta de la Vendimia de Cangas; digamos de la comarca del vino, nuestra Ribera Sacra de la cuenca del Narcea, pues a esta comarca pertenecen también Tineo, Allande e Ibias. Un territorio que se asemeja mucho a las cuencas del Miño o del Rhin, por mencionar algunas zonas de montaña de heladas, nieblas y lluvias.

Baco es la romanización de Dioniso, quien fue concebido por Zeus y Semele, hija de Cadmo, fundador de Tebas. Zeus le hizo el amor en forma humana, pero después de sufrir el engaño de la celosa Hera, la joven quiso ver al dios en su forma verdadera; total, que con tanto lío de familia, ya romanizado con los laureles, Baco decidió cambiar de domicilio pasando del monte Olimpo al de Muniellos. Allí, en lo más alto, fijó su mansión junto a los lagos donde se reflejaba la luna, a cuya luz las ninfas y xanas se bañaban contempladas por los nuberos y faunos.

Baco se humanizó de tal forma que con frecuencia se desplazaba a la calle Mayor y alrededores con los cofrades de los vinos para organizar aquello que mejor sabe hacer: las bacanales; y bacanal tras bacanal, fueron dando a conocer unos portentosos caldos tintos, que de año en año van mejorando y a los que se les incorporó el blanco, que nada tiene que envidiar a los de otras cuencas.

Las bacanales llegaron a su máximo esplendor en las vendimias otoñales, acompañadas de desfiles, música y nombramientos de nuevos miembros que juran, sobre el barril, que defenderán los vinos cangueses porque son los mejores (nada de tibiezas), y no lo recuerdo muy bien, pero creo que se jura por el dios de los vinos, por Baco, ahora vecino no del Olimpo, sino del monte Muniellos.

Cangas siempre ha contado con grandes seguidores de Baco y de sus bacanales, al igual que contó con el control de los serenos de Madrid, y podríamos decir que durante un amplio período también controló la compañía Iberia: raros eran el aeropuerto o la oficina de esta compañía en donde no había un representante de las tierras de Cangas.

De hecho, cuando yo conocí a Chus, ya fallecido, su poder, en Puerto Rico, se podía equiparar al gobernador del estado asociado, compartido con Fierres y Blanco; era aquella época en donde muchos aeropuertos lucían con orgullo español los logotipos de la compañía Iberia. Allí estaba Cangas, tras estos logotipos, promocionando su tierra, sus vinos y su gastronomía; no en vano, sus hosteleros ocupan un destacado lugar en la capital del reino, de tal forma que en la calle Fernando VI, Constante, con raíces de Cangas, regentaba el bar Kwai, en una de cuyas paredes podíamos contemplar, el póster que Fernando Sagrado había traído de New York con una fotografía de Manhattan, tomada con un ojo de pez, y bajo la cual había un texto que rezaba: " Cangas del Narcea, vista parcial".

Esto es la Cangas, que fue de Tineo en lo judicial y que ahora brilla con su propia luz y celebra la vendimia en su fiesta bajo la protección del dios Baco, pisando la uva en el inicio de una bacanal otoñal donde los autóctonos racimos del carrasquín van dejando correr sus mostos junto a añadidos de albarín, godello, merlot o moscatel.

Me gustaría ver en estas tierras entusiastas sus laderas llenas de bancales, al igual que las riberas alsacianas entre Obernai y Colmar, donde el oro bronceado de sus viñedos inunda la luminosidad del paisaje.

Me gustó ver los bares con gentes degustando el mosto cálido y dulzón de sus blancos acompañados de unas delicadas nueces verdes, y ver en las prestigiosas mesas de sus restaurantes las jugosas chuletinas de cordero, prendidas de su palo y asadas con el aromático sarmiento de las viñas recién vendimiadas.

Toda una cultura de pueblos civilizados esta de los vinos y que, sin lugar a dudas, es una oportunidad de recuperación para nuestra tierra con la ayuda de Baco, que, una vez asentado en el monte Muniellos, va a proteger nuestras viñas, alimento de sus bacanales; esperemos que no aparezca nadie denostando estas tradiciones con la frases visionarias de que esto, ya esta pasado de moda, al igual que el Camino de Santiago o nuestro patrimonio cultural procedente de los monasterios.

Ánimo para los cangueses y para todos los pueblos de las riberas del Narcea, un enclave ideal de Asturias entre el Bierzo y Valdehorras, en esta fiesta de Baco que es la vendimia y que, sin duda alguna, sera una buena añada.

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