La noticia de tu partida, el sábado pasado, nos dejó a todos helados. Éramos conscientes del trance por el que pasabas, pero este fatal desenlace no lo esperábamos casi nadie y mucho menos con tanta celeridad. Acababas de casarte, se te veía feliz junto a tu esposa Elena, incluso hicimos el comentario de que habías engordado, y tanto tu mujer como tú nos dijisteis que comías muy bien. El tratamiento iba viento en popa, habías superado muy bien las primeras fases del mismo. Estabas alegre, simpático, extrovertido como siempre, incluso bromista. Ibais a asistir a otra boda en Cangas, antes del regreso a Madrid. Comentasteis incluso cómo haríais el itinerario del retorno. Tu mujer dijo: "Seguramente subiendo por Leitariegos"; tú asentiste: "Nun conozco, por unde ela diga".

No lo puedo asimilar, aunque quizás debería, pues últimamente esta efímera existencia no deja de dar zarpazos atroces.

Del círculo de tus múltiples amistades, yo no era la personas más allegada, ni mucho menos, ni por ello la más indicada para hablar de ti, pero sí quiero decir una cosa más, y es que a mí siempre me dispensaste un muy buen trato, con detalles incluidos, disfruté mucho de tu compañía, compartí contigo algunas situaciones muy especiales, llenas de alegría, la cual irradiabas a raudales, incluso en estos últimos momentos tan difíciles que tuviste que afrontar.

En esta última etapa de tu vida, cuyo desenlace final creo que intuías venir, aun siendo una persona tan joven y por ello más difícil de asimilar, todo este tiempo lo llevaste de una forma ejemplar, con gran entereza y dignidad, incluso dando aliento a los demás.

Espero que tus hijos (algunos todavía menores) puedan comprender lo difícil y complicada que a veces resulta esta vida. Deseo que tiren para adelante, que es lo que tú querías. Me consta, aunque a veces no lo pareciera, que sí estabas pendiente de todos ellos. Bien se te notaba la cara de felicidad en su compañía cuando te reunías con ellos en torno de una mesa simplemente para comer.

Como tú mismo escribiste hace algún tiempo para la revista "Entrambasauguas": "A toda aquela xente que xa nun ta pero que sigue viva nel noso corazón. Bon Viaxe". Yo, por mi parte, a ti te deseo el mejor de los viajes y te aseguro que tu llama seguirá viva en nuestros corazones.