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Meditaciones | desde Paraxes

Celsa Díaz

¿Por un puñado de corruptos?

Nada justifica andar tirándose los trastos a cuenta del número de sospechosos del caso Pokémon que orgullosamente enarbolan la bandera de uno u otro partido. La corrupción no atiende a colores o siglas, sólo a la indecencia de las personas. Y de esto van servidos. Aunque con menor publicidad, el mismo día que agentes de Aduanas entraron en el Ayuntamiento de Oviedo (culebrón protagonizado por el PP), en Salas -veinte años gobernado por el PSOE y actualmente por Foro- se desayunaron con la misma visita. Se albergan sospechas sobre contratos prorrogados decenas de años a cambio de cientos de miles de euros desaparecidos por arte de birlibirloque y viajes pagados por la empresa. Días después, el presidente de nuestro maltrecho Paraíso Natural se escuda en la impropiedad de un excesivo tutelaje municipal. Bien ¿Es válido este argumento ante la disciplina de partido? ¿Permitiría que alcaldes y concejales tuvieran libertad para (si quisieran) ser algo más que la voz de su amo? ¿Hacemos la prueba?

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