Como en toda campaña electoral, los candidatos despliegan habilidades que en ocasiones rayan lo circense. En el Occidente de nuestro maltrecho Paraíso Natural tocan las ligadas a lo agrícola y ganadero, que lo mismo ordeñan una vaca que fabrican un queso o plantan zanahorias. Pasean por ferias y mercados contando los rollos de siempre: esa preocupación de periodicidad cuatrienal por el mundo rural que en treinta años se ha traducido en la cochambrosa situación en la que a día de hoy se encuentra nuestro entorno. Vienen los ya conocidos a decir que todo irá de maravilla con un gobierno estatal de sus siglas ¡Anda ya! Tiempo han tenido para arreglar el desaguisado, pero en cambio hemos conseguido despoblación y abandono de actividad económica; caciquismo, especulación con el medio natural y destrucción del territorio; imputaciones y deudas millonarias ; y como fin de fiesta, escandalosas subida de impuestos para arreglar lo que son incapaces de solucionar con una gestión mínimamente aceptable ¿No va siendo hora de probar algo nuevo?