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Director general de Pesca Marítima

Carta abierta a Ángel Garrandés, pescador de Luarca

Respuesta a una crítica al proyecto de cría de mejillones en mar abierto y a la gestión del mismo por parte del Principado

Vaya por delante que sé que es un error responder públicamente en la prensa a alguien que salta sin paracaídas en este medio cuando dispone de cauces formales para hacerlo. Y más cuando ese alguien no representa a nadie más que a sí mismo, por cuanto la organización a la que dice pertenecer -la cofradía de pescadores de Luarca- ya ha hecho pública su opinión sobre el asunto: el cultivo de mejillones en mar abierto.

Y más aún cuando lo que se vierte desde esa tribuna pública es el resultado de un atracón de datos wikipédicos mal digeridos, desde el título -con un latinajo que imagino que habrá tenido que explicar a la mayor parte de sus colegas y lectores- hasta la firma.

Y, por último, y rizando el rizo, cuando a quien se responde se ha permitido previamente adoptar -sin provocación alguna que lo justifique- un tono desafiante y faltón, totalmente fuera de lugar.

¿Qué me mueve entonces, en contra de todo lo anterior, a responder al Sr. Garrandés, pescador de Luarca? Únicamente el segundo párrafo del fárrago con que se descuelga en LA NUEVA ESPAÑA el pasado día 26, convocándome directa y personalmente en el título. Nunca, en mi ya -desgraciadamente- larga trayectoria como servidor público me he permitido descalificar a un pescador llamándole ignorante. Tras 36 años trabajando con el sector pesquero asturiano desde distintas responsabilidades, como biólogo, como jefe de un servicio de investigación pesquera o como alto cargo del Gobierno del Principado de Asturias, jamás me he permitido, insisto, esa licencia. Y si este genio, aparentemente usuario aventajado de las redes sociales, puede demostrar lo contrario, cuenta ya con mis disculpas públicas frente a semejante desconsideración.

Otra cosa es que al Sr. Garrandés le moleste que yo haga pública mi opinión como técnico y director general de Pesca Marítima, con relación a un proyecto que puede resultar de gran interés para nuestra región. A ver si, al final, esta gente del "me gusta" de las redes sociales, en las que pueden verter auténticas enciclopedias de barbaridades y acusaciones sin fundamento, va a coartar la opinión de quien, pudiendo hacerlo -y sin ofender a nadie- defiende lo contrario. Faltaría más.

Dejando aparte lo anterior, que no pasan de ser consideraciones previas ajenas al proyecto, el Sr. Garrandés parece ignorar la existencia de algo que se conoce como "procedimiento administrativo", una aparente banalidad que garantiza los derechos de las personas físicas y jurídicas -nuestros derechos- frente a cualquier arbitrariedad, procedimiento en el que él interviene extemporáneamente. O sea, fuera de plazo por más de ocho meses. Es decir, que no hizo su trabajo cuando debería haberlo hecho y quiere ahora responsabilizarnos a los demás.

Además de ignorar lo anterior, miente cuando habla de subvenciones que no se han concedido; es más, ni siquiera se han solicitado.

Y derrapa un poquito cuando se refiere a monocultivos extensivos para referirse a un primer -y, de momento, único- proyecto; y se equivoca en los metros de calado; y en la referencia a toxinas en mar abierto; y en que la misma mar que se llevará por delante fondeos de 12 toneladas permitirá la concentración de heces de dimensiones milimétricas.

Y enseña el plumero cuando se permite decirle a este gobierno lo que tiene que hacer frente al arrastre, el dragado, las escolleras, los calamares y los cursos, cóctel de asuntos que afectan a diferentes consejerías. Y tiene la desvergüenza de mencionar la fábrica de hielo, ya adjudicada, financiada al 100% por la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, porque ese "sector pesquero formado por un empresariado muy joven y con unos medios de producción dotados de última tecnología" -toma ya- es incapaz de gestionar una subvención y hacer frente al IVA de la obra.

Termina el Sr. Garrandés sembrando dudas sobre el procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental, aún no iniciado, criticando algo que le "suena a científico".

Y se le olvida, eso sí, que este Director General se desplazó en dos ocasiones a Luarca, a petición de dos amigos, el patrón mayor anterior, Toni, y el actual, Manuel Jesús, para, en compañía del Alcalde de Valdés y de la empresa, explicar el proyecto y sus posibles efectos. Esas dos reuniones -que no forman parte del procedimiento administrativo- tuvieron una asistencia masiva: seis personas, la primera, y 23 la segunda (ésta, por cierto, con el público dividido casi al 50%). Supongo que se refiere a esto cuando habla de estructurar una campaña de creación de opinión.

Es una lástima tener que perder el tiempo en una dialéctica de perfil tan bajo, en lugar de felicitarnos por tener sobre la mesa proyectos novedosos que nos abren puertas de actividad y rentabilidad, que afectan, no sólo al sector pesquero, sino a la población en general.

Como lo es tener que leer lecciones dictadas en tono prepotente a un gobierno volcado en materia de política pesquera, tanto en el mantenimiento de los planes de explotación en época de restricciones presupuestarias (que otros sectores pesqueros "de empresariado joven" mantienen a su costa), como en inversiones -puerto a puerto-, en la defensa de la Federación de Cofradías de Pescadores, sin chantajes ni amenazas, y en la reclamación permanente, ante la Administración General del Estado y ante la Unión Europea, de los derechos del sector pesquero asturiano.

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