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Más periodistas y menos reyes

En la adolescencia todos tenemos un amigo por el que nos partiríamos la cara sin pensarlo. Nos tatuaríamos su nombre si hiciese falta. Pero con los años, de forma natural y porque es innato al ser humano, uno va madurando, y al final a los amigos los seleccionas y empiezas a poner la mano en el fuego por muy poca gente. Manda narices que los Reyes de España le manden mensajes de ánimo a gente de más que dudosa reputación, a los que están metidos hasta atrás en el caso de las tarjetas black, y que encima critiquen al periodista, al mensajero que hace su trabajo. Yo tengo la suerte de tener mucho amigo periodista y poco rey, mucha tarjeta blanca y poca negra. Si es que al final no hay cosa mejor que ser plebeyo. Y, obviamente, si eres del Occidente entonces ya es lo más. No hay como ser rey de tu propia casa para no salir quemado.

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