Dicen las encuestas, las que importan de verdad, no los sondeos electorales, que los asturianos somos los más obesos del país. Nos siguen los gallegos, porque al final poco más te da meterte una fabada con todo su compango que un buen caldo gallego con todos sus sacramentos. Somos gente de embutido y luego tenemos esa misma sensación cuando nos intentamos meter el vaquero pitillo del verano. Estamos casi llegando a ese punto, pero si queremos estamos a tiempo de librar este año. La receta, la de siempre, ponerse a dieta. Dejarse de sidra, de arroz con leche y de morcilla, y convertirse en un balear de tipo fino, los más delgados de la encuesta, a base de marisco y ensaladita. Estoy segura de que si los asturianos invadiésemos Mallorca cambiaríamos la langosta por la sobrasada y la ensaimada. Nos pierde lo bueno, lo hipercalórico y el carbohidrato. Felizmente alimentados. Salú y compango, amigos.
