Cinco años han pasado desde el 15-M. "Digamos NO a la tiranía financiera y sus consecuencias devastadoras", escribía por aquellas fechas José Luis Sampedro. Y para recordarnos que aún queda mucho por hacer ahí está una vez más Seseña, territorio comanche del ultraliberalismo económico, explotada sin miramientos y abandonada después a su suerte. Primero fue el ladrillo, que por obra y gracia de aquel zafio personaje apodado "el Pocero" logró ser representación de todos los males endémicos de ese sector. Ahora, las exigencias medioambientales -en otros países perfectamente asumidas por los empresarios, formando parte de la cadena económica-, son para nuestros "ejemplares" hombres de negocios una carga que intentan soslayar, en muchos casos con la connivencia de los "amiguitos del alma" que ocupan puestos políticos. Y así celebran el aniversario del 15-M, con una monumental hoguera de neumáticos, una catástrofe medioambiental directamente proporcional al tamaño de su hipocresía. Y ellos son los sensatos.
