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Pueblos en silencio

El objetivo de fijar población después de haberse llevado al cura, al veterinario, al maestro y hasta a los niños

Andan los políticos pontificando sobre lo que hay que hacer para fijar población en nuestros pueblos abandonados o en aquellos en los que quedan no más de media docena de vecinos. Por aquello de que no era rentable el sostener ciertos servicios básicos del área rural comenzaron llevando para las villas, capitales del concejo a la sazón, al veterinario, al cura, al médico, al maestro y, por supuesto, a los niños. Y éstos, educándose ya en las aulas de concentración de la primaria y de la secundaria pues se fueron desarraigando del pueblo del que salían por la mañana, recién desayunados, y regresaban para la hora de hacer los deberes, de cenar y a la cama que mañana hay que madrugar. No había más relación con la familia, con las tareas campesinas, con la recogida del ganado al atardecer. Usos y costumbres no pasaron de padres a hijos sino que se quedaron en los primeros. Y cuando los niños desarraigados del pueblo ya fueron mozalbetes les gustaba mucho más ira la discoteca, también de la villa, que a la fiesta de al lado de casa.

Como consecuencia de todo aquello ahora las fiestas de pueblo, cuando las hay, están organizadas por los mayores. Quien pudo y encontró acomodo laboral fuera de sus raíces, se marchó a la velocidad de una tormenta en el mes de agosto. Y es ahora cuando los políticos empiezan a pensar que hay que hacer algo para lo que ellos llaman fijar población. Es ya muy tarde. Demasiado tarde. Esa juventud ya solo viene al pueblo para enseñar los nietos a los abuelos y para llevar algo del hórreo, si es que los viejos aun hacen el San Martín, porque lo de la aldea sabe mucho mejor que lo que se compra en la villa o en la ciudad. Y no les cuesta nada claro.

Por si todo eso fuese poco, ahora en virtud de las layes que se inventaron esos políticos -o los anteriores- en el pueblo ya está prohibido restaurar un banzao del río para regar las vegas como se hacía antes, tampoco se puede recoger algo tan inofensivo como es la manzanilla, el burro no se puede utilizar para sallar las patatas porque pueden ponerte una multa por estresar al pobre animal y si colocas una red a la cerezal para que los pájaros no te coman las cerezas según van poniéndose un poco rojas, también te sancionan. Y hasta si le metes el hacha a la cerezal para que muerto el perro se acabe la rabia, entonces te cae el pelo. Y si eres insolvente, vas a veranear a Villabona. Puro y absoluto silencio el de nuestros pueblos.

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