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Cronista oficial de Vegadeo

Crónica negra de Vegadeo

Los tres asesinatos que convirtieron el concejo en noticia nacional en 1886

Hay años en la historia de un pueblo que transcurren sin pena ni gloria, sin grandes sobresaltos, pero también hay otros que con solo nombrarlos arrastran la memoria colectiva hacia sucesos concretos, ya sean felices o lastimosos.

Pues bien: nadie hoy día lo recuerda, pues pasaron ya ciento treinta años, pero durante décadas la sola mención del año 1886 hacía temblar a los vecinos de Vegadeo, que tenían muy presentes los crímenes, actos vandálicos y sucesos tenebrosos de aquel año, el más negro en la historia del concejo.

Aquel 1886 empezó ya de forma convulsa, con todo el vecindario conmocionado por un crimen pasional cometido durante las Navidades y del que se hacían eco todos los periódicos nacionales. El diario almeriense "Crónica meridional" explica con precisión y abundancia de datos lo sucedido: "Benigno Amor era un honrado carpintero de la Vega; contaba 19 años y mantenía relaciones con una linda muchacha de Louteiro, pueblo cercano al suyo, llamada Antonia González. Disgustos propios del noviaje motivaron un corte de relaciones que Benigno aceptó, mas no como definitivo, porque lo creyó una nubecilla pasajera que serviría luego para estrechar afectos. ¡Son tan sabrosas las reconciliaciones?! Pero no pensaba de igual suerte la muchacha. Benigno llegó a impacientarse en vista de que se retrasaba demasiado el arreglo, a pesar de que buscó muchas ocasiones para realizarlo.

Resolvió por fin abordar descaradamente la cuestión, y entonces supo que Antonia no le amaba. Más tarde la joven admitió las ofertas de un convencino suyo, joven labrador llamado Ángel García, que le prometió casarse enseguida. Benigno no cesó por esto en sus gestiones cerca de Antonia. La quería verdaderamente, y no se conformaba con la idea de vivir sin el cariño de la joven. Cuando tuvo noticia de las nuevas relaciones de Antonia aumentó sus demostraciones apasionadas y llegó a amenazar con la muerte de los novios. Ángel y Antonia iban a contraer matrimonio muy pronto, pues de acuerdo ambas familias lo tenían todo dispuesto para los primeros días del presente año. La noche del 27 de diciembre último estuvo Ángel en casa de su novia, y cuando se marchó, lo despidieron hasta la puerta Antonia y su hermana. Un minuto después se oyó una detonación en la calle; acudieron todos los vecinos y con ellos Antonio y familia. Tendido cerca de la puerta de la casa se halló el cadáver de Ángel. Había recibido un balazo en la boca, que debió causarle una muerte instantánea. No se vio a nadie que pudiera ser el autor del crimen, pero enseguida asomó a los labios de todos el nombre de Benigno. Este único dato, inspirado y robustecido por los antecedentes, sirvió de base al proceso criminal, cuyas oscuridades fueron tantas en un principio que mantuvo durante su tramitación un interés creciente en el pueblo y en otros de las cercanías. El juicio oral ha puesto en claro la mayor parte de los hechos, confirmando la responsabilidad de Benigno Amor. La Audiencia de Tineo le ha condenado a doce años y un día de presidio, admitiendo la circunstancia atenuante de arrebato, alegado por la defensa".

Como si este crimen actuase de foco, el virus de la violencia se extendió durante los meses siguientes por el concejo, que vuelve a adquirir en septiembre un triste protagonismo. Los medios nacionales dan cuenta entonces de una brutal agresión a varios vecinos de Meredo, "acometidos por habitantes de un pueblo inmediato. Los agresores, que iban provistos de gruesos garrotes, los esgrimieron con tal arte que un pobre chico de los acometidos, que tuvo la mala fortuna de quedar rezagado, a los pocos momentos caía al suelo, muerto a palos" ("El Siglo Futuro", Madrid, 30 de septiembre de 1886). Siete de los autores del delito fueron encarcelados, tal y como detalla "La Correspondencia de España", que añade más datos del suceso: "En la semana última se ha perpetrado un crimen verdaderamente feroz y salvaje en el pueblo de Meredo. Hallábanse unos mozos velando el maíz, con objeto de ahuyentar a los jabalíes que por allí abundan y destruyen los sembrados. Departían amigablemente con varias muchachas del lugar, cuando de un modo brusco y sin preceder disputa ni provocación alguna, se vieron acometidos por jóvenes de otro pueblo inmediato. Descuidados e indefensos emprendieron los de Meredo precipitada fuga; mas uno de ellos, a quien rindió la fatiga, fue alcanzado por sus perseguidores y muerto a palos, sin que le valieran las súplicas ni los ruegos. Los demás lograron llegar al pueblo, y una vez en él dieron parte del hecho al alcalde, que lo trasmitió al juzgado" ("La Correspondencia de España", Madrid, 30 de septiembre de 1886).

Por si fuera poco, la calle Mayor de Vegadeo se tiñe también de sangre en noviembre de este mismo año, cuando un vecino de Lugo recientemente asentado en la villa es asesinado con arma de fuego: "Dícese de público que ese hombre había estado aquella noche en una casa de dicha calle en que se jugaba a la lotería, y que al salir se había oído la detonación de un tiro, que arrancó a la sociedad uno de sus miembros. Y se indica como presunto autor del crimen al sujeto cuya captura ordena el Sr. Gobernador en la circular inserta en el Boletín Oficial de la Provincia", publica el diario ovetense "El Carbayón" el 16 de noviembre.

Ante acontecimientos como los arriba señalados, la preocupación se instala en el concejo y en general en el occidente asturiano. Se oyen por todos lados voces que reclaman un mayor control de la vida pública, y no resultan extrañas las palabras que publica "La Voz de Luarca" demandando la asignación de una fuerza armada regular en la Vega: "Llama verdaderamente la atención la frecuencia con que desde un año acá vienen sucediéndose los crímenes en el concejo de Vega de Rivadeo, antes tan pacífico. ¿No se amenguaría la criminalidad estableciendo un puesto de la Guardia Civil, tan necesario allí?".

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