Toda la vida he soñado con ser gato y vivir folgada sin arrepentimiento o ser can para mear de pie. Parece una tontería, pero las mujeres sabemos lo que se complica la cosa en las fiestas de prao, donde mear a gusto es un lujazo no apto para cualquiera. Hoy todos soñamos con ser un pokémon. Un bicho raro del que todo el mundo habla, que divierte, que entretiene y que encima es virtual. Los niños son ahora los que nos dan clases magistrales de evoluciones de Picachu, de Pokémon, etcétera. Y a nosotros, ¿quién nos enseña cómo evolucionar...? Pienso que vamos para atrás, cazando bichos raros por las esquinas, mientras nosotras esperamos a que alguien, alguna persona sensata, nos enseñe a mear de pie. Ya hay carteles en los bares que han cambiado la hora feliz por "hay pokémons dentro". Seguimos soñando.