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Hasta aquí llegó Foro

Acerca de la crisis casquista en Valdés, donde los concejales se han dado de baja en el partido

Existen opiniones para todos los gustos. Hay quien cree que cada pueblo tiene aquellos políticos que se merece. Por el contrario, hay quien lo justifica todo con la suerte. Sea por la razón que sea, lo que la evidencia demuestra es que aquellos y aquellas que han ostentado cargos públicos en el municipio de Valdés no han sido, ni mucho menos, los mejores.

Si observamos algunos municipios limítrofes, vemos que, aunque sea con pasitos cortos, han trazado una trayectoria inequívoca de progreso y desarrollo, muy al contrario de lo vivido en Valdés. Entre tanto, el consistorio ubicado en Luarca se ha caracterizado por ser un constante escenario de trifulcas políticas, conspiraciones palaciegas, pactos contrarios a toda razón y paradigma de la incapacidad.

No hace falta ir muy atrás en el tiempo para encontrarnos con acontecimientos de todo tipo, cada uno por sí solo merecedor de un concienzudo análisis. No será menester traer a colación, aquí y ahora, cómo al primer alcalde del tiempo democrático, Delfín Blanco, se le despojó de la silla al mínimo descuido, ni como la salida de Morilla de la alcaldía propició el advenimiento de los socialistas, ni las masivas estampidas de las filas del PSOE cuando lo comandaba Landeira.

Lo que los valdesanos recuerdan con todo detalle es la pugna vivida entre Álvarez Cascos y Sergio Marqués y que dio como sonoro parto la formación URAS. Cuando este partido estaba liderado por Parrondo se dieron los casos más insólitos. Primero entregó la alcaldía al PSOE, pese a que las elecciones las había ganado el PP, y posteriormente, cuando quisieron rectificar y dar el voto al PP, fueron los populares quienes los cedieron al PSOE. Todo muy surrealista.

Cuando irrumpe con todo su estruendo de nuevo Cascos en Asturias, será Valdés una de las zonas donde gozará de mayor adhesión llegando a conseguir la alcaldía que, para que no faltase de nada, perderían al poco tiempo en el transcurso de una moción de censura.

Ahora, ese partido que prometió regeneración pero que en el fondo era solo fruto de una disputa personal, está agonizante. Sus componentes de Valdés pecan del mismo defecto que lastra a su líder. Primero reían aupados en la nave que timoneaba Cascos y ahora no admiten ninguna doctrina llegada de la dirección del partido. Deberían releer el artículo 6 de la Constitución.

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