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Catedrático de la Universidad de Oviedo | Crítica / Música

Navia, referencia del jazz internacional

Cuatro instrumentistas de renombre en el Festival "Horacio Icasto"

El lunes 8 de agosto se convirtió en un día histórico no solo para la historia de la música en Asturias, sino en España. Pocas veces los grandes escenarios internacionales ofrecen la ocasión de poder disfrutar de cuatro instrumentistas de renombre mundial: Richard Galliano, acordeonista; Philip Catherine, guitarrista, y el grupo Musette Quartet con Philippe Aers, contrabajo, y Hans van Oosterhout, batería.

Lleno a rebosar en el centro cultural Nave del Puerto de Navia. Perfecta la organización llevada a cabo por personas que, en la trastienda y en el anonimato, realizaron una función silenciosa pero enormemente eficiente. No resulta fácil colocar ordenadamente y sin aglomeración alguna a las más de ochocientas personas que allí se dieron cita. Esas personas anónimas merecen un explícito reconocimiento porque contribuyeron a dar el lustre que el acontecimiento merecía.

¿Qué decir de la interpretación de estos afamados y renombrados músicos? Las expectativas de los cientos de aficionados allí reunidos quedaron sobrepasadas. Richard Galliano tiene, como bien es sabido, un reconocimiento mundial, y así lo firmó en todas sus interpretaciones, compuestas por él mismo. El acordeón en sus manos se transforma, es una prolongación de su propio cuerpo para expresar sentimientos con matices de agudos y bajos que traducen sus propios sentimientos interiores. Él representa la identificación perfecta entre el instrumento y su intérprete. Quedé impresionado al escuchar su versión del "Libertango" de Astor Piazzola. Richard Galliano es el mago, sin duda, del acordeón.

El guitarrista Philip Catherine es asimismo una figura estelar en el jazz europeo. El maridaje entre el acordeón y la guitarra me sorprendió por la armonía no fácil entre un instrumento de lengüetas, como es el acordeón, y la guitarra, que lo es de cuerda. Tanto las partes melódicas de los solos de la guitarra como los momentos de acordes para acompañar al acordeón producían una armonía perfecta. Philip Catherine fue para mí un verdadero descubrimiento.

Estos dos grandes artistas del jazz internacional estuvieron en todo momento arropados por esos dos instrumentos imprescindibles en la música de jazz: el contrabajo, a cargo de Philippe Aers, y la batería, de Hans van Oosterhout, dos componentes del grupo Musette Quartet, también de resonancias internacionales.

Una sorpresa muy gratificante fue la espontánea interpretación de Juan Coloma, una voz, entre barítono y tenor, bien modulada e impostada con una fonética inglesa y francesa exquisita. Un verdadero detalle del ambiente cercano entre los artistas y el público; una verdadera catarsis que pocas veces se da en este tipo de conciertos.

Todo lo dicho avala el enunciado de esta reseña. Navia se convirtió en el epicentro del jazz internacional. El festival Horacio logró un listón difícil de lograr. Pero el entusiasmo de Juan Coloma, verdadera "alma mater" del mismo, y de Justo García, presidente de la asociación "Amigos del concierto", son capaces de todo.

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