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Doctor en Geología

Los héroes de Buseco

Sobre la dureza de la vida rural y el empeño de los gobernantes en hacerla aún más complicada

Buseco es un pequeño pueblo del concejo de Valdés que se ha convertido desde hace meses en protagonista involuntario de la actualidad política asturiana. Situadas en lo alto, al amparo de la Capiella Martín, sus viejas casas de pizarra recuperaron hace algunos años la ilusión perdida tras ir quedando huérfanas con la marcha de sus vecinos en busca de un futuro algo mejor.

Los jóvenes padres de Antón y Pedro dieron una inyección de vida a esta lejana braña, donde apenas quedaban unos pocos, haciéndola su casa y su modo de vida al más puro estilo tradicional. David y Ana apostaron de verdad, no como los gobernantes, por la vida en el medio rural asturiano y resucitaron las calladas caleyas de Buseco.

Este pueblo, sin embargo, está muy lejos de Oviedo (aunque, seguramente, Oviedo es lo que esté alejado), tanto que un político mediocre, sentado en su lujoso sillón de una céntrica plaza, decidió que allí no debían ser necesarias las ayudas al transporte escolar, hasta ahora asignadas por su propio gobierno a los padres. Progenitores obligados, además de a sus respectivos quehaceres, a actuar a diario de transportistas escolares de sus hijos, escolarizados por la propia Consejería de Educación en el vecino y también olvidado pueblo de Concernoso.

Tijera en mano, este gobernante -acaso miserable-, acusó a los padres de Antón y Pedro de querer vivir en el ya duro de por sí medio rural. Padres culpables de pedir para sus hijos una educación similar al resto de niños asturianos, en igualdad de deberes, pero también de derechos. Gestor lamentable este gobernante, que durante los últimos meses borró la sonrisa de Antón y Pedro, de Ana y de David, y llevó la injusticia al viejo Buseco.

No contaba el político mediocre con que los padres defenderían los derechos de sus hijos como sólo hacen los duros habitantes del medio rural. Despreció su vida y la de sus hijos, presuponiendo que no se resistirían a su cobarde e innoble recorte a unas justas ayudas al transporte escolar, labor -por cierto- competencia de su propia Consejería. Padres que, además, no sucumbieron a limosnas ni a presiones políticas ni mediáticas.

Reflexionan ahora las viejas casas de pizarra de Buseco sobre lo difícil de desempeñar un cargo educativo o de regidor palmero habiendo de tomar o de respaldar decisiones mezquinas, como la de acabar con la escuela rural y, por ende, con un digno y noble modo de vida. Debe resultar complicado, se dicen unas a otras, dilapidar el erario público en tantas y tantas acciones absurdas y ahorrar unos cientos de euros en transporte escolar.

Piensan ahora las viejas casas que Ana y a David son dos auténticos héroes de la escuela pública y rural. Ana y David, los héroes de Buseco.

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