La rosa se amustia en los puños socialistas en proporción directa al número de declaraciones del novedosamente conspicuo y locuaz Javier Fernández, presidente de nuestro maltrecho Paraíso Natural y de la gestora creada tras el rifirrafe en Ferraz. La matraca argumentativa que comparte con el partido de la gaviota imputada (perdón, investigada) y que tiene en el banquillo a un sinnúmero de cargazos, carguillos, amiguitos del alma y señores de los que usted me habla, en nada ayuda a la recuperación de la lozanía hace tiempo perdida. Admiro su sinceridad al reconocer haber alejado del partido a trabajadores, clases medias urbanas y jóvenes. Su constante participación ha conseguido que en este rincón de la geografía patria los cementerios estén llenos, las guarderías vacías y que en bares de toda Europa el menaje hostelero se friegue en asturiano. No hay mejor interlocutor para Mariano.
