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La ventana

Procesos

Los habitantes de Tapia no ven llegar el día en que poder pasar página sobre las reiterativas noticias de la mina de oro. Algo parecido ocurre a quienes confiaban en ver a un miembro de la Casa Real ingresar en prisión. En los tiempos que corren, cada vez es más frecuente ver cómo ciertos vicios se convierten en modas y cómo algunas rarezas se hacen de uso multitudinario. Somos tan contradictorios que en nosotros coexiste la galopante y perniciosa exigencia de la inmediatez hacia lo menos urgente, y una pereza y conformismo hacia lo que debería ser perentorio.

Hemos de comprobar a cada instante si a nuestro smartphone llega un nuevo mensaje, aunque seamos sabedores de que su contenido no es más que un absurdo gracejo. A continuo sobrepasamos los límites de velocidad cuando conducimos, por un mero afán torticero de ganar un par de minutos a un contrincante que no existe. A lo que puede esperar le exigimos urgencia. Por el contrario, soportamos sin rechistar la lentitud de un trámite administrativo ordinario. Nadie se inquieta en la cola del supermercado para hacer el pago de lo que tú mismo te has servido. Cada día oímos sentencias, que nunca son firmes, de casos que ya habíamos olvidado.

Primero se da una minuciosa investigación en la que intervienen un considerable número de funcionarios. Después una instrucción que se prolonga un montón de años. Al final un juicio del que resulta una sentencia de la que sabemos que consta de 1000 folios, y una condena que se nos antoja escasa. Aún caben posteriores recursos que hacen predecir que todavía está muy lejano el día en que Urdangarín entre en prisión. Es el caso de nunca acabar.

Tampoco parece que se acabe nunca con la mina de oro. Hace más de diez años que venimos oyendo hablar de ella. La reciente sentencia del TSJA dando la razón al Principado sobre el recurso presentado por quienes pretendían extraer el mineral en Salave no significa el final de esta historia.

En un principio se llamaba Rio Narcea, después Astur Gold, ahora reaparece como Blak Dragón. Hubo proyectos que se modificaron una y otra vez. Se denegó la solicitud, hubo aprobación parcial, recursos que negaron definitivamente. Lo que nos gustaría saber son las causas del empecinamiento por abrir la dichosa mina.

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