En 2008 había que cumplir los protocolos de Kioto, y con este desafortunado eslogan el Gobierno animaba a invertir en energías renovables. Muchos lo hicieron en la medida de sus posibilidades, pero pasó lo que tenía que pasar: la ultraliberal "autorregulación" de los mercados produjo una burbuja energética de no te menees. Ese mismo año comenzaron los recortes a las ayudas, hasta llegar a 2015, cuando el exministro Soria da la patada definitiva con el estrambótico argumento de la insolidaridad del autoconsumo energético respecto al resto de los ciudadanos (¿Cuando comenzó esta fiebre solidaria del gobierno del PP?). La pasada semana se abría una puerta para tumbar este disparate, con una proposición de ley apoyada por el resto de grupos parlamentarios. A última hora, y con los bandazos que acostumbran, los chicos de C's, se desmarcaron de lo acordado, dejándonos a todos con un palmo de narices. Así que el sol seguirá siendo "suyo", de ellos.
