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La ventana

Los no adscritos

La reiteración de las malas prácticas políticas en Valdés

No solo en Valdés la vida política sufre sobresaltos. Por otros lares también se viven momentos convulsos, como lo que hemos conocido recientemente en Aller. Tiene de llamativo lo que sucede en el consistorio ubicado en la Villa Blanca que se repiten los momentos inconcebibles y ya resulta inadmisible la reiteración de comportamientos poco acordes con las buenas prácticas políticas.

En los últimos años se han vivido casos de todo tipo. Cuando ganaba la derecha gobernaba la izquierda, cuando ganó la izquierda gobernaba la derecha, conocimos trásfugas de todos los pelajes, tripartitos raros, condenados que siguen en su cargo, hubo hasta mociones de censura y un sinfín de comportamientos que significan patadas en el trasero de la democracia y provocan el desinterés cada vez más acusado de los ciudadanos por la cosa pública.

Antes los trásfugas se hacían independientes y se pasaban al grupo mixto. Ahora a quienes abandonan las férreas disciplinas de los partidos se les denomina no adscritos. Supongo que tal término se escogió para tratar de denigrar a quienes toman ese camino. Es probable que próximamente se les pase a llamar proscritos o malditos.

Tras las últimas elecciones habidas en Valdés cinco partidos distintos accedieron al pleno municipal. Gobierna el PSOE en pacto con IU. Pasado un tiempo IU rompe el pacto, pero el concejal se siente cómodo en su privilegiada posición y desoye a su partido, que le expulsa. El concejal ya no representa a IU y pasa a pertenecer al grupo de los no adscriptos. Este es el primer capítulo.

Hasta tres concejales tenía Foro en la actual corporación. Ninguno de ellos vio con buenos ojos el acuerdo alcanzado de su formación con el PP, lo que ocasionó que los tres fuesen expulsados del partido. De esta manera tan poco amistosa ya suman cuatro los integrantes del grupo de no adscriptos.

Se supone que a cada uno de ellos le sobran razones para discrepar de la rigidez de sus partidos, pero también deberían saber que cuando concurren, voluntariamente, a unas elecciones auspiciados por las siglas de un partido deben acatar las formas en que se estructura tal formación.

Guste más o menos, los partidos son el instrumento fundamental de participación política. Así reza en la Constitución. Quien quiera puede romper un acuerdo, y también se puede dimitir, y todos tan amigos.

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