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Villa

Hay que ver cómo envejece la gente de repente. Lo digo por José Ángel Villa, aquel referente del SOMA y de la lucha minera asturiana, ése que pensamos que nunca se quitaría la chupa de cuero artificial o escay y el pañuelo rojo. Pues, oye, fue pillarle con las manos en la masa y ahora envejeció de repente. Por eso pido para él una pasarela de "Cámbiame", que fijo que el asturiano Pelayo Díaz nos lo deja fetén, porque esas gafas de pasta pasadas de moda que suele llevar posadas en la bola de la nariz no le van nada bien. Tampoco la barba de cinco días. Te avejentan, Villa. Vas agachado, arrastras los pies al andar y no sé... quién te ha visto y quién te ve. Con todo el dinero que dicen que te has llevado, mira que no invertir nada de nada en el físico... Ay, qué mal te han asesorado, con lo bien que te vendría un lavadín de cara ahora que te han sacado todos los trapos sucios. Si hasta casi me llevas melena, que no te queda bien, hombre, que te me quedaste fuera de juego. Igual pensaste que nadie se iba a dar cuenta de que los tiempos cambian. Pues mira, todos los mitos se caen, y hasta tú... lo que asoma, ¿ye eso el SOMA?

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