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La ventana

De turistas a tope

La necesidad de conciliar las visitas con el quehacer diario de los vecinos

Las alarmas hace tiempo que vienen sonando en Barcelona y últimamente ya se sienten en localidades de nuestro entorno. El turismo en la capital condal se ha convertido, según las encuestas, en la primera preocupación de los habitantes de la ciudad. Lo mismo está ocurriendo en determinadas zonas de Mallorca, Benidorm o Ibiza. La mayoría de la ciudadanía soporta con enormes dosis de paciencia los perjuicios derivados del turismo. En Cudillero ya se han oído algunas voces evidenciando los trastornos que ocasionan las aglomeraciones de visitantes en la villa.

Cudillero, Luarca y Tapia son los referentes del Occidente en cuanto a reclamo para ser visitadas en tiempo de verano, pero además, hoy existen alicientes suficientes en infinidad de núcleos de población y abundan ofertas variadas a cualquier tipo de exigencia. Tenemos playas, de belleza simpar, a lo largo de toda la costa, de las que siempre sobran los irrespetuosos que se empeñan en pasear perros o son incapaces de recoger sus propios residuos. Las fiestas se multiplican haciendo difícil elegir el mejor destino, son el día de reunión de habitantes, familias y foráneos con la finalidad común de la diversión. Resulta penoso observar que el éxito de una fiesta se mida con el volumen de basura que se acumula. El tráfico rodado aumenta hasta tal punto de que a veces se hace imposible, y aparcar es todo un reto. Pocas veces nos acordamos, cuando estamos al volante, de quienes desempeñar su trabajo subidos en un vehículo. Como siempre, se alternarán días de radiante sol con días de cielo cubierto. Y seguiremos cometiendo el error de decir, cuando la benefactora agua hace su presencia, que hace mal tiempo.

Hace décadas el turismo era una actividad reservada a las clases pudientes. Actualmente se ha popularizado de tal manera que no cesa de crecer año tras año. En España se prevé que más de 70 millones de extranjeros nos visitarán este año, a los que hay que sumar el creciente turismo interior, representado tal negocio más del 10 % del PIB.

Habrá más beneficios para las peluquerías, las fruterías y las farmacias. Sobre todo verán sus crecer sus saldos bares, restaurantes y hoteles. Resta esperar que no vayan a más los excesos que perturban el cotidiano hacer de los residentes habituales de las localidades que viven la invasión turística.

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