Hoy los americanos vuelven a Boal, todos aquellos que salieron e hicieron las américas a finales del siglo XlX y principios del XX regresan al pueblín, con sus Haigas, con sus vestidos blancos, con sus pamelones de ala ancha, sus maletas llenas de recuerdos, sus guayaberas y sus puros habanos. Debemos rendir homenaje a los que nos llenaron la carretera de debajo de casonas guapas, de esas que ya no se construyen, con azulejos hechos a mano y pintados en Cuba, de lavaderos y escuelas, de los que mandaban dinero para paliar la miseria de los que se quedaban aquí. Boal, que ya es villa indiana, no sería ni la mitad de bonita sin los indianos. ¡Qué bueno que vinisteis, qué bueno que nunca nos olvidásteis! Que suenen las habaneras, que se saboree el arroz con frijoles negros y que todos seamos hoy indianos por un día. Si los gobiernos nos hubieran cuidado como vosotros, hoy Boal sería más Boal.