En las tierras que ocupan el occidente asturiano los tiempos que corren no son de especial dinamismo. Hay un conformismo generalizado que se fue instalando paulatinamente por pueblos, aldeas, brañas y por villas, ya sean costeras o de interior, que termina por ofrecer un panorama similar al atardecer de un día de invierno, lluvioso y frío.

La mayoría de los hogares se nutren de unos ingresos menguantes que se ayudan de unas pensiones que tampoco crecen. Las poblaciones van perdiendo moradores a un ritmo alarmante que solo se detendrá cuando no quede nadie. Solo Navia, siempre Navia, es la excepción que confirma la depresión que sufre esta vasta zona de Asturias.

Desde el Occidente se nos va la vista hacia el centro. Todo gira en torno al triángulo Oviedo-Gijón-Avilés. Se habla, cada vez con más insistencia, de una gran metrópolis central, que de llevarse a cabo tal como la proclaman algunas voces, agudizará las diferencias ya existentes respecto a las alas.

Quienes tienen en sus manos los designios del Principado denuncian, y hacen muy bien, las diferencias que se dan entre territorios españoles, sin percatarse de que entre un ciudadano medio de Oviedo y otro que viva en el Noroccidente existe una brecha más ancha que entre aquel y un vasco o un catalán.

Sabedores de que todo se decide en Europa y de que las grandes cifras las maneja el gobierno central, sigue siendo posible reaccionar y, como las hormigas, intentar, grano a grano, hacer granero. Hay que ser ambiciosos, proyectar objetivos de hondo calado y exigir que los responsables no descansen.

La pesca debería prolongarse más allá de la mera extracción de las distintas especies marinas. Se pueden recuperar pequeñas industrias derivadas de la leche. Que los montes dejen de ser terrenos abandonados a su suerte y se exploten como cultivo forestal. Hay que fomentar un comercio local diferenciado del que se ofrece en otros sitios. No imitar el turismo de sol y playa y potenciar el propio. Volver a una agricultura que recuerde los productos típicos. Otras formas de ganadería, además de la vacuna, tienen cabida y posibilidades. Y así sucesivamente.

Muchas pequeñas cosas se pueden hacer y están en nuestras manos.