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La deliciosa sencillez del pote de berzas

Un plato exquisito para el invierno

Los gustos y la preparación de las comidas van cambiando. En ocasiones los platos alcanzan tal nivel de sofisticación que no están al alcance de cualquiera. Y a pesar de todo hay guisos que perviven a lo largo del tiempo. Uno de ellos es el pote de berzas.

Las berzas son unas verduras pobres, desgarbadas y feas. Su escaso, por no decir nulo, atractivo ni siquiera insinúan los placeres que pueden llegar a depararnos. Es más, quienes no conocen esta planta y la ven por primera vez piensan que es alimento para el ganado. Pues también.

Hay verduras que nada más cocidas y con un refrito están deliciosas, eso no pasa con la berza que es muy golosa. Necesita más. Las berzas hay que cocinarlas con patatas, unas pocas de fabes -no son obligatorias-, morcilla, chorizo, tocino entreverado, lacón, huesos de butiello (huesos de rabadal y costillar) y por Tineo algunos le ponen también chosco. Tiene que hacerse lentamente. Este pote no quiere prisas.

Con ese compango la berza adquiere otro color y sabor. Se empapa con los jugos de esas carnes y el resultado es grandioso. No he encontrado, todavía, a nadie que no le guste. Ni siquiera esas personas que están a dieta permanente se abstienen cuando les llega el olor que desprende y los ojos se les llenan de un arco iris de colores. ¡Cuántas claudicaciones he visto! Quién lo prueba repite.

El pote de berzas es un plato contundente. No admite dudas o temores. Habrá quién diga aquello de "yo probaré las berzas". Sí, sí. Ya están atrapados. Se comen las berzas sin dejar de mirar para el compango. Al final saltan con eso de ¡un día es un día! y ahí dan comienzo el asalto al chorizo, morcilla, los huesos y el chosco. Prueban, saborean y repiten.

Ahora me vienen a la cabeza las presentaciones de las jornadas gastronómicas del pote de berzas que los hosteleros tinetenses hacían en Oviedo.

Hace unos treinta años, no recuerdo exactamente, los hosteleros tinetenses empezaron a realizar unas jornadas del pote de berzas. Aún las celebran. La presentación se hacía en Oviedo. Se emitían invitaciones y la llamada del pote de berzas atraía gran cantidad de personas. Uno de los años se realizó en el Centro Asturiano de Oviedo. ¡Ay, dioses! Aquello fue? La pasión que despertó el pote entre los asistentes fue tal que hubo hasta avalanchas.

En Navelgas, Tineo, llevan quince ediciones de su festival del pote.

El pote de berzas o pote asturiano alcanza su máxima expresión -como se dice por ahí- en el suroccidente asturiano. En Tineo, Allande o Cangas el Narcea hay restaurantes que lo bordan. Sin que se me ofendan los demás tenemos a Casa Emburria y Casa Lula en Tineo (en El Crucero), La Nueva Allandesa en Allande o el Bar Blanco Restaurante en Cangas del Narcea. Estos son los buques insignia pero en los demás también se prepara magníficamente.

Pues ahora van y hacen un concurso para determinar cual es el mejor pote de berzas de España, sí de España. Se presentan 85 establecimientos y diez de ellos están ubicados fuera de Asturias. Ha sido una idea redonda. Las abuelas seguro que no se lo creen.

El pote de berzas sigue siendo un plato que se come de forma habitual en las casas del Suroccidente y ¡cómo no! en cada una se hace el mejor del mundo. De momento van a dilucidar cuál es el restaurante que mejor lo prepara.

Acérquense a degustarlo al suroccidente asturiano y podrán participar en el concurso. Y no se preocupen por nada, estamos en invierno y un día es un día.

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