Habrá que imaginarse, hace unos cuantos años, a un joven cura cuyo primer destino era Taramundi. Podemos imaginar que el joven cura procedía de alguna comarca castellana, tan distinta geográficamente a esta. Hay que imaginarse cómo eran los medios de comunicación en algunas zonas de Asturias y cómo eran las condiciones de habitabilidad en las viviendas del medio rural.

Era, pues, lógico que la feligresía, por un lado, y la jerarquía eclesiástica por otro cuidasen de ofrecer comodidad para el asentamiento del cura en cuestión. Así surgió en Taramundi, al igual que en otras parroquias, la casa del cura, que en la actualidad es el coqueto hotel La Rectoral.

Con el paso del tiempo las vocaciones sacerdotales fueron a menos, los curas se convirtieron en itinerantes y las rectorales se fueron abandonando. Y también otras muchas casas, en otros muchos pueblos, echaron el cierre. Llegados los años ochenta el despoblamiento en las zonas rurales de Asturias era palpable. En Taramundi y concejos limítrofes la recesión había tocado fondo, había que hacer algo y había que hacerlo ya.

El gobierno de Asturias, que presidía Pedro de Silva, y el ayuntamiento de Taramundi, con Eduardo Lastra, con el asesoramiento adecuado, fueron capaces de idear, proyectar y poner en marcha algo tan novedoso y arriesgado como era el turismo rural, una semilla que fructificó y que luego se imitaría en el resto de España. Se reformó la vieja rectoral y se levantó un hotel que todavía hoy es admirado. Además, se afrontaron profundas reformas en carreteras, electrificación, saneamiento y servicios, que trasformaron la zona y significaron cambiar un rumbo que parecía inevitable.

Al cobijo de aquella maravilla de La Rectoral nacieron otras y variadas iniciativas privadas y se reanimó la industria artesanal de las navajas que dan nombre a la localidad. Al lado de Taramundi, para completar un paraje singular, se muestra el complejo de Os Teixois. Si en el Campo de Criptana se puede ver cómo se transforma la energía eólica, en Os Teixois es la sencillez y pureza de la energía hidráulica la que se manifiesta a través del batán, del mazo o de la fragua. Hoy se echan en falta proyectos tan revolucionarios y brillantes como lo fue en su momento La Rectoral de Taramundi. Me niego a creer que no haya personas jóvenes capaces de parir ideas así.