Ha dimitido Cristina Cifuentes por dos cremas de medio pelo. Lo triste de la cuestión es que la expresidenta de la Comunidad de Madrid no haya tenido la moralidad de hacerlo días antes, cuando se descubrió que su máster no era más que una pantomima. Pero Cifuentes, que juró que iba a limpiar al PP de toda corrupción, acabó siendo parte de ella. Es triste ver cómo la clase política se degrada de esta manera, y luego nuestros representantes se quejan cuando el resto, los de a pie, dudan de que haya políticos honrados o con buenas intenciones. Cifuentes ni siquiera fue capaz de reconocer el error, y quiso explicar algo así como que robar es un gesto involuntario y que su máster era legal. A mí nunca se me han metido cremas en el bolso, ni me han regalado un máster sin ir a clase. Pero hagámonos esta pregunta: ¿de verdad necesitaba Cifuentes el máster o robar las cremas? Te lo buscaste.
