No hay excusa: la carretera de los Lagos no puede estar empantanada por obras en pleno mes de julio. Achacar la demora en la ejecución del proyecto a la necesidad de justificar la baja temeraria de una empresa y la acreditación de otra es un subterfugio. Porque el lamentable estado del acceso a los Lagos, de titularidad regional, era perfectamente conocido desde hace mucho tiempo. LA NUEVA ESPAÑA detalló con palabras e imágenes, hace ya más de un año, el deficiente estado de una carretera que es recorrida cada año por cientos de miles de visitantes y decenas de miles de vehículos. Una carretera que, como las maravillas naturales por las que discurre, se convierte para muchos visitantes en la imagen que se llevan de Asturias cuando regresan a sus hogares. Se ha gestionado muy mal. En otros países habría dimisiones. Aquí la culpa siempre es huérfana. El modelo no funciona. Hace falta un cambio.
