El Plan General de Ordenación de Llanes (PGOLL) trasciende la física y la metafísica: es pura patafísica (ciencia que estudia las soluciones imaginarias y las leyes que gobiernan las excepciones a las excepciones a la excepción, como estableció el sin par Alfred Jarry, cuyas obras deberían de ser de obligada lectura en las facultades de Urbanismo, si las hubiere). Hoy, 19 de Palotín, día la ocultación de San Gauguin, oceánido, según el calendario patafísico, hay que pedir que el PGOLL sea asignatura troncal en los liceos patafísicos, donde rige la máxima: "no hay labor más loable que dedicarse a pensar sobre la inutilidad". Podría estudiarse en la Subcomisión de las Formas y las Gracias, en la de Ciencias Inexactas o en la de las Pirámides y Poliedros. O tal vez haya que crear una nueva, la de Equidistribución y Zonas Verdes. Lo que ha quedado claro es que los planes urbanísticos no son buenos o malos, sino patafísicos.
