La figura a tamaño real de un porruano, gaita en ristre, está siendo una atracción inesperada para los turistas que acuden a Llanes. Es incontable la gente que se retrata junto a esa escultura en escayola hecha por Juan Antonio Llorente Tamés y que forma parte de una exposición de artesanos de San Roque del Acebal expuesta en la primera planta de la Casa de Cultura.

Otras dos imágenes de Juan Antonio Llorente, tan voluminosas y bien plantadas como la anterior, la de una moza vestida de aldeana y la de un joven ataviado de porruano en pose de escanciar, marcan las fronteras del universo de un artista autodidacta que deja ver en sus trabajos un rocoso afán de superación de la enfermedad y de las trabas físicas. Son estatuas que representan a tres personas concretas: Juan José Collado Isoba, antiguo camarero del bar del Muelle, Alicia Llorente González y David Novo Posada. La del gaitero incorpora un reproductor de música y la del escanciador un mecanismo que permite echar un culín apretando un botón. Hay ahí, en todo eso, una armonía entre kitsch y costumbrista, que intenta abarcar detalles y minimalismos con los que resulta fácil identificarse.

Toño Llorente (San Roque del Acebal, 1960) respira lo rural por los cuatro costados, aunque vive en Gijón, y tiene mucho que contar. Era jefe de un equipo de mantenimiento de locomotoras en Feve, donde entró a trabajar en 1979, pero el párkinson le obligó a jubilarse en 2012. Tenía entonces 52 años. Lejos de arrinconarse, se creció en la dimensión interior y dio rienda suelta a una vocación artística desbordante que nunca había sentido anteriormente.

Pinta, esculpe la piedra, moldea el barro y hace vídeos. Entre los logros de los que puede sentirse más orgulloso destaca la colaboración que prestó (junto al pintor y escultor cubano, afincado en Gijón, Xavier Lemus) al cantero Juan Antonio Noriega Díaz ("Ríos") en la realización de la escultura "La Lavandera", instalada desde 2013 en el lavadero de Covielles (San Roque del Acebal).

Esa obra de Ríos está hecha de un bloque de piedra caliza de 2,3 x 0,7 x 0,6 metros. Sus principales promotoras fueron, desde el principio, Severina Enterría Domínguez, Francisca Galguera Sordo, Dorotea Amieva Cue y Concepción Pérez Sordo, quienes removieron Roma con Santiago (representaciones teatrales incluidas, bajo la dirección de la dramaturga madrileña, vecina de Llanes, Cristina López del Hierro) para recaudar los fondos precisos. Es, a la postre, la novena escultura que enseñorea Llanes. Las otras ocho son la de Posada Herrera en el Paseo, la de José Parres Piñera en Posada, la de Egidio Gavito en Poo, la de la Mujerina en el Paseo de San Antón, el Bisonte Roxu en el Llacín de Porrúa, los bustos de Manuel Cue en el colegio de La Arquera y del cardenal Inguanzo junto a la basílica de Santa María, y el motivo escultórico "Domus", colocado en El Rinconín para simbolizar el hermanamiento de Llanes con la localidad tinerfeña de Adaje.

Aglutinado por Toño Llorente, el grupo de artesanos que muestra sus obras en Llanes está siendo para todos un descubrimiento, y eso es a lo que iba yo. Andrés Abad Guerra (forja y cuchillería), Javier Cue Tamés (cencerros), Julio García Zarracina (joven artesano fallecido hace poco tiempo, autor de relieves policromados en arcilla), Mely García Zarracina (cuero) y Juan Somohano Cerezo (tambores y panderetas), además del propio Juan Antonio Llorente (pintura, barro, piedra y plastilina) son reflejo de la incesante y callada labor artesanal y artística que se produce en nuestros pueblos. No se dan ningún pote y permanecen olímpicamente al margen del concepto de industria cultural, tan pregonado y cacareado en esta bendita Asturias.