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Una media cama

Editada en Italia una comedia de Pepín de Pría de la que apenas se tenía noticia

De joven, cuando estudiaba en Gijón, a José García Peláez, Pepín de Pría (1864-1928), le tocó vivir un hecho de esos que los devotos de los tópicos denominan "rocambolesco". Formaba parte entonces de una estudiantina universitaria y, en cierta ocasión, al regreso de una verbena en Oviedo fue a parar con sus compañeros a una fonda. Era muy de noche y se les advirtió a la puerta que tendrían que compartir las camas. El poeta llanisco, alumbrándose con un candil, penetró en la habitación que le habían asignado y notó, naturalmente, que la cama estaba ya ocupada por alguien. Se metió en ella lo más pronto que pudo. Al poco, horrorizado al comprobar que estaba acostado junto a un cadáver, saltó como un tiro y salió corriendo al pasillo, despavorido.

El recuerdo de aquel suceso movió al escritor a redactar en su época de madurez una pieza que tituló, precisamente, "La media cama", y que ahora, noventa años después de que hubiera sido escrita, acaba de publicar en castellano la editorial italiana LED (Edizioni Universitarie de Lettere Economia Diritto, de Milán). La edición de esa obra (uno de cuyos ejemplares nos ha llegado gracias a Francisco Prieto García, nieto de Pin de Pría) ha sido coordinada por Beatriz Hernán-Gómez Prieto, descendiente del autor de "Nel y Flor". Este libro, mitad ensayo crítico y mitad reproducción integra de la obra en cuestión, debería estar llamado, quizá, a ser una aportación muy notable a la bibliografía llanisca y asturiana. Es el resultado de un estudio a conciencia, que abarca cantidad de detalles. Beatriz Hernán-Gómez ha utilizado en su labor diez diccionarios comparativos (el de Autoridades, de la Real Academia Española, y el vocabulario de Apolinar de Rato y Hevia, entre otros), al objeto de poder vislumbrar la procedencia de cada palabra que sale en "La media cama", identificar derivados, variantes y contextos y reparar, incluso, en la posición de acentos y apóstrofos del manuscrito original.

Terminada entre 1919 y 1925, la obra fue definida por su autor como una comedia asturiana en dos actos, escrita en bable y en verso. De doce escenas consta el primero, y de ocho el segundo. Está manuscrita en 65 páginas sin numerar en un cuaderno de la imprenta y librería "La Rotativa". Predominan en ella los términos del asturiano central, pero en convivencia con expresiones más nuestras, de la jabla llanisca, entreveradas de algún atisbo de xíriga. No faltan las frases de doble sentido ni el recurso al juego del equívoco (al de Pría parece que siempre se le dio bien introducir neologismos y jugar con las palabras), y con todo ello se urde una historia poblada por personajes que representan la contraposición entre lo urbano y lo rural. Tres son de Gijón, el Tescu, la Mesquera y Rosala, y otros tres responden al tipismo del ámbito aldeano, Lin, Lita y el Roxu. La crítica política, los celos, el arrepentimiento, la amistad traicionada y el amor forman parte de los ingredientes.

Estamos ante una novedad editorial, sin duda, pero hay que decir, no obstante, que la existencia del manuscrito (uno de los escritos que el poeta quiso que fueran destruidos después de su muerte) se conocía ya desde tiempo ha. A propósito de él, en noviembre de 1925 León Castillo comentaba en EL PUEBLO que "es una filigrana de gracia y de lirismo, cuyo ingenio se advierte en el propio título". En el mismo semanario llanisco (un periódico propiedad de la respetada familia de los Cuanda, vinculada al compromiso editorial con la causa republicana y la defensa de las libertades democráticas), Vicente Pedregal Galguera publicaría en enero de 1929 un artículo en el que mencionaba también "La media cama" entre las obras de Pepín de Pría que estaban entonces aún inéditas.

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