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Con sabor a guindas

En recuerdo de Chus Villar

Cuando despertaba el amanecer del domingo 5, con su cielo gris y alguna lágrima de orbayu, como si el día también se uniera al dolor, mi buen amigo Chus dormía su dulce sueño final. A este doble campeón del Descenso Internacional del Sella, el Señor de las Alturas le llamaba a remar, como experto y pionero en el arte de la piragua, en la competición de su río celestial. La fecha no podía ser más señalada para un riosellano notable: se celebraba la Virgen de la Guía, patrona de los marineros de esta su tan querida villa.

Han pasado muchos años, corría la década de los cuarenta, cuando brazos en alto, en arco con su remo, cruzaba en triunfo la meta del puente. Casi setenta años después, el guiño dorado del faro de Somos orienta de nuevo su llegada y la brisa que brota desde la ermita de Guía saca su abanico para ventilar, en su honor, el olor a salitre y yodo que inunda la hermosa bahía, como incienso de despedida, allí donde se abrazan las aguas, dulces y saladas, de río y mar.

Luego, a la tarde, a lomos y escolta de otros barcos, sirenas al viento, la Patrona saldrá en procesión, como la tradición manda, y el mar le tenderá su alfombra azul de olas y su estela dibujará rizos sobre su espuma blanca. Dentro de unas fechas el alma de las cenizas del amigo Chus le harán compañía y cabalgarán sobre sus aguas para que su eterna mirada siga contemplando la belleza de su querido pueblo. Recientemente el Descenso del Alto Nalón, que preside Chema Valdés, premió la juventud y la veteranía de dos grandes campeones riosellanos en las figuras de Alberto Llera y Chus Villar, bajo la presencia en el acto de las autoridades de Langreo y de la alcaldesa de Ribadesella Charo Fernández Román. Le hicimos llegar un busto de Dionisio de la Huerta y el diploma. Una gran sorpresa que le emocionó por su recuerdo en el tiempo.

En estos momentos, seguro que las xanas del Sella y del Nalón, desde lo más profundo de sus sentimientos, le harán un dulce canto de oración y rezo, con motivo de que su memoria de gran campeón permanezca.

Hombre muy organizado, humanista, de palabra fácil y letra perfecta, le daba a sus escritos el buen hacer de sus comentarios, cualquiera que fuese el tema. Fue fundador, con otros amigos, del periódico Somos.

Se curtió desde muy joven en Banesto, donde trabajó hasta su jubilación. Se marchó a Alicante, donde residía, y este verano habíamos convenido que pasaría una temporada en Ribadesella para aliviar su nostalgia. El destino marcó otra ruta.

El correo y el teléfono eran nuestros frecuentes contactos, en su deseo de saber lo que ocurría por estas tierras. Seguimos así el afecto de una amistad heredada de nuestras familias.

Nuestras conversaciones siempre estaban mezcladas de buen humor con noticias de actualidad que deseaba conocer, ya que su corazón y su memoria se fortalecían con el recuerdo y profundo amor que sentía por Ribadesella.

Con un abrazo, sean estas líneas motivo de oración y recuerdo. Descansa en paz, amigo.

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